La transformación de las ciudades tras la extinción humana: un vistazo a un futuro silencioso

En un escenario postextinción humana, el profesor Carlton Basmajian nos ofrece una visión diferente de cómo las ciudades y entornos naturales podrían cambiar. 

Sin la presencia de luces artificiales, el mundo natural recuperaría su ritmo y las criaturas nocturnas se sentirían cómodas bajo un cielo oscuro, iluminado únicamente por el sol, la luna y las estrellas.

No obstante, Basmajian también destaca que ciertos peligros se incrementarían: los incendios serían más comunes debido a que sin intervención humana, los rayos podrían provocar incendios en árboles, campos y edificios, los cuales continuarían hasta que se extinguieran por sí solos.

En cuanto a la apariencia de las ciudades, el paso del tiempo y el movimiento constante de la tierra dejarían su marca, aunque algunas estructuras como carreteras, puentes y edificios mantendrían su presencia inicial, con el tiempo surgirían grietas y pequeñas plantas que se abrirían paso a través de ellas.



«Dentro de mil años, el mundo que conocemos hoy en día seguiría teniendo ciertos rasgos reconocibles, pues algunas estructuras sobrevivirían, dependiendo de los materiales de construcción, las condiciones climáticas y simplemente la suerte. Edificios de apartamentos, cines abandonados o centros comerciales en ruinas se convertirían en testigos silenciosos de una civilización perdida. Un ejemplo de esto es el Imperio Romano, que colapsó hace más de 1.500 años, pero aún hoy podemos encontrar vestigios de su grandeza», afirma Basmajian.

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