¿SALUD MENTAL EN LA CUERDA FLOJA?
Este 24 de junio de 2025, la atención mundial vuelve a centrarse en un fenómeno silencioso pero creciente: el aumento sostenido de los problemas de salud mental. Colombia, sumada a otros países, experimenta una presión creciente para afrontar esta emergencia visibilizada por la pandemia y ahora profusamente documentada por distintas instituciones internacionales.
Los datos que respaldan esta alarma provienen de fuentes como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) y prestigiosos centros académicos. El estrés crónico, la privación de sueño, la soledad, el exceso en el uso de redes sociales y la vida sedentaria emergen como factores clave que erosionan el bienestar mental. Estos elementos, según reportes recientes, contribuyen significativamente a trastornos como la ansiedad, la depresión y diversas alteraciones del comportamiento.
En palabras del Dr. Ramaswamy Viswanathan, presidente de la APA, “hay una creciente conciencia sobre la íntima relación entre la salud física y mental”. Según encuestas de 2025 en Estados Unidos, el 52% de los consultados culpa al estrés y el 39% al déficit de sueño por su inestabilidad psicológica. Estudios de la Harvard Medical School complementan estos hallazgos, mostrando que dormir menos de seis horas eleva los riesgos de trastornos afectivos. Mientras tanto, la OMS alerta que el estrés persistente está directamente vinculado a problemas como la ansiedad, la depresión y el deterioro de la memoria.
La prevención y detección temprana se presentan como las armas fundamentales para enfrentar la crisis. La OMS advierte que uno de cada siete adolescentes sufre ya algún trastorno mental, y que el suicidio es hoy la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. Los expertos insisten en monitorear los niveles de aislamiento social y promover entornos de apoyo como medidas urgentes para evitar el agravamiento de estos cuadros.
Así, mientras el mundo observa fijamente esta complicación emergente, la pregunta persiste: ¿será suficiente la voluntad colectiva para abordar un reto que golpea no solo a las estadísticas sino a las vidas detrás de ellas? La salud mental, ese delicado equilibrio, se mantiene en una cuerda floja cuya caída apunta a consecuencias profundas para la sociedad en su conjunto.
