«`html¿PROTECTOR SOLAR PARA MASCOTAS? UN GESTO HUMANO FRENTE AL SOL INCLEMENTE
Este jueves 12 de junio de 2025, en Colombia, la sombra no es refugio exclusivo para las personas. Los veterinarios y expertos en bienestar animal lanzan una llamada urgente: las mascotas también necesitan protección contra la radiación solar.
El sol que ilumina nuestras ciudades y campos lleva consigo una amenaza creciente. La debilitada capa de ozono y la intensa radiación ultravioleta han elevado el riesgo de quemaduras, irritación y cáncer de piel en perros y gatos. Estos animales, presentes en millones de hogares, enfrentan un peligro que hasta hace poco pocos reconocían.
La recomendación no es menor y es compartida por asociaciones veterinarias y especialistas. Se señala que son particularmente vulnerables aquellos con zonas sin pelo, pelajes claros o cortos, y piel rosada. Nicolás Orellana, veterinario y académico de la Universidad de las Américas, lo subraya: las mascotas requieren el mismo cuidado que los humanos en materia de protección solar. La urgencia se extiende especialmente a los paseos diurnos, las largas estancias al aire libre y espacios donde la radiación es intensa – playas, jardines o balcones urbanos.
La aplicación debe ser cuidadosa y puntual. Las zonas más expuestas al sol, como la nariz, orejas, abdomen, ingles y alrededor de los ojos, merecen atención preferente. Aunque las horas de peligro máximo ocurren entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, la amenaza persiste incluso bajo cielos nublados, pues las nubes no logran filtrar por completo la radiación ultravioleta.
Pero no cualquier producto sirve. Aquí es donde la precaución se impone de nuevo. Los protectores solares diseñados para humanos pueden ser tóxicos para los animales, por contener ingredientes dañinos como zinc o parabenos. La demanda entonces es por productos formulados expresamente para mascotas, hipoalergénicos y seguros para su ingestión accidental.
Este gesto, simple pero significativo, abre una ventana para pensar en la protección integral que merecen los seres que comparten nuestras casas y afectos. En un panorama donde la radiación solar no cede, la pregunta queda latente: ¿estamos preparados para cuidar también a quienes no pueden elegir su sombra?
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