
Editoriales de algunas partes del mundo han visto una oportunidad en contratar a ‘lectores sensibles’ para ayudar a adaptar las obras de literatura clásicas a los valores morales y de corrección política de la actualidad.
Pero, ¿es realmente necesario eliminar la esencia de obras de literatura solo porque sus contextos no se adaptan a las normas morales que nos rigen hoy? Esto es lo que están viviendo las novelas de escritores como Roald Dahl y Agatha Christie. El caso de esta última es el más reciente.
Según el diario británico Sunday Telegraph, desde 2020 hasta la actualidad los ‘lectores sensibles’ han estado trabajando en conjunto con HarperCollins, la editorial dueña de los derechos de Christie. En estos trabajos editoriales han modificado y recortado pasajes enteros que, según estos electores, podrían ser ofensivos para una persona de esta época.
Comentarios emocionales que podrían herir, referencias al cuerpo de personajes, expresiones raciales o de disgusto fueron las más atacadas por estos editores. Novelas creadas entre 1920 y 1976 fueron, afectando en cierto punto la voz propia de la autora británica.
Aunque esta práctica se está dando a conocer como reescritura de las obras, también ha sido considerada como censura, por eliminar sesgos culturales, artísticos y creativos.
¿Cree correcto que se modifiquen obras históricas bajo el argumento de la sensibilidad?