¿Presidente en jaque?

Este miércoles 4 de junio de 2025, desde Varsovia, un frío contrapunto llegó hasta Bogotá. Álvaro Leyva, excanciller colombiano, presentó una carta de quince páginas que atraviesa la política colombiana como una daga visual: una exigencia clara y sin medias tintas para que el presidente Gustavo Petro renuncie.

En esta misiva contundente, Leyva no solo reclama sino que advierte. “Usted está mal. Muy mal. Ya no se mide. Perdió los estribos. Y lo sabe”, dice, sumergiendo la preocupación en la vida personal de Petro y sus efectos palpables en la conducción del país. Para Leyva, el mandatario enfrenta una crisis que “provoca una enorme confusión con graves implicaciones para Colombia”.

El texto, que abre con un sentimiento de “profundo pesar” y “tristeza”, no escatima en reproches: la capacidad de Petro para liderar está cuestionada, mientras que su salud —eufemismo que alude a “una enfermedad proveniente de los vicios”— erosionaría su lucidez para gobernar.

Lejos de la diplomacia, Leyva sentencia: “Ya no más Presidente Petro. Hora de irse. Esto porque en sus manos, en su situación, el país se hunde”. Además, lanza una advertencia que no puede pasar desapercibida: quienes se mantengan en la “postura de desconocer la Constitución y la ley”, tanto el presidente como su equipo, “podrían terminar en la cárcel”.

Esta no es la primera vez que Leyva apunta así hacia Petro. Es la tercera carta con críticas semejantes, reflejo de una tensión que inquieta y que visibiliza una crisis política profunda. Mientras tanto, Colombia observa y se pregunta: ¿qué caminos quedan cuando la confianza se erosiona y la institucionalidad se resquebraja? ¿Podrá abrirse paso la conversación que el país reclama?