Licor adulterado con metanol en Barranquilla

📸 Imagen cortesía: Furkan İnce. Vía Pexels
¿Veneno en la copa?

Este miércoles 24 de septiembre de 2025, la tragedia se posó sobre el barrio El Boliche, en Barranquilla: al menos once personas han muerto y catorce permanecen hospitalizadas tras ingerir licor adulterado. Diez de ellas reciben atención en unidades de cuidados intensivos, en medio de un temor que aún no cede.

Entre la noche del martes 23 y la madrugada del miércoles, las embriagadoras copas se tornaron fatales. Las víctimas consumieron un licor contaminado con metanol, un alcohol industrial extremadamente tóxico y desconocido para quienes buscan un simple trago. Los análisis realizados por los laboratorios de la Red Hospitalaria de Barranquilla confirmaron el compuesto letal que causó alteraciones neurológicas, coma y muerte en quienes bebieron. El metanol, favorito de las redes clandestinas dado su bajo costo, se ha convertido en un enemigo invisible que erosiona la salud colectiva.

Estefanie Araujo, secretaria de Salud del Distrito, advirtió que los síntomas reportados —intenso dolor abdominal, vómito, dificultad respiratoria, pérdida de visión— no solo son signos de intoxicación, sino un preludio sombrío de daños neurológicos severos. Ricardo Manuel Molina Enríquez, uno de los sobrevivientes, recordó al diario local El Heraldo, con un temblor en la voz: “Sentía que mi estómago iba a reventar, vivo de milagro”. Historias como la suya ponen rostro a una catástrofe que no es solo médica, sino social.

En respuesta, las autoridades no han dilatado su acción. En la última semana realizaron 32 allanamientos por municipios de la Costa Caribe, desarticulando parte de una red que produce y distribuye ilegalmente estas bebidas letales. El operativo dejó 24 capturas, entre ellas varios arrestos en flagrancia, y el decomiso de grandes cantidades de insumos, bebidas contaminadas, así como armas y drogas vinculadas a estos grupos criminales. Sin embargo, la sombra de la ilegalidad aún amenaza a la ciudad.

Mientras el hospital atiende a los afectados y la justicia persigue a los responsables, la comunidad se pregunta: ¿cómo es posible que un veneno tan letal llegue a las manos de tantos? ¿Se encuentran las instituciones preparadas para evitar que el mecanismo vuelva a activarse? La alerta hospitalaria es solo un paso, pero el vacío de confianza se amplía. La tragedia de El Boliche no solo duele, sino que interpela la capacidad del Estado para proteger a sus ciudadanos del riesgo industrial disfrazado de licor.

¿Habrá un antes y un después en la lucha contra el tráfico de licor adulterado? Por ahora, la ciudad de Barranquilla llora a los caídos y aguarda que la justicia esclarezca hasta la última sombra. Porque detrás de cada cifra, hay vidas destrozadas —y esa es la historia que ni el metanol podrá ocultar.

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