📸 El Colombiano / Colprensa
Lina Marcela Escobar: ¿Nuevo rostro de la Corte con heridas del pasado?
Respaldo sin fisuras, pero ¿qué misterio se oculta detrás de tanta unanimidad?
Bogotá, 4 de junio de 2025. El Senado de la República de Colombia dio un paso decisivo al elegir con 82 votos a favor, de 97 senadores presentes, a Lina Marcela Escobar Martínez como la nueva magistrada de la Corte Constitucional. Su nombramiento se consumó en un ambiente que, a primera vista, podría interpretarse como casi unánime celebración. Escobar ocupará el cargo vacante de la magistrada Diana Fajardo, cuyo periodo concluye oficialmente el 5 de junio, y estará al frente por los próximos ocho años.
Lo revelador no sólo es la abrumadora diferencia entre el apoyo recibido por Escobar y sus dos contrincantes, Lisneider Hinestroza (8 votos) y Myriam Carolina Martínez (2 votos), sino que la terna propuesta por la Corte Suprema de Justicia el pasado 22 de mayo, por primera vez en la historia, estuvo compuesta exclusivamente por mujeres. Este simbolismo apunta a un tiempo nuevo, pero también abre interrogantes sobre las dinámicas internas, alianzas y silencios que tejen la política judicial colombiana.
Lina Marcela Escobar no es una figura desconocida en los círculos del derecho y la política. Abogada de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y doctora en Derecho Constitucional con honores por la Universidad del País Vasco, su perfil combina la academia con el servicio público. Sin embargo, más allá de sus méritos académicos, su elección estuvo marcada por el respaldo explícito de las principales bancadas parlamentarias, entre ellas el Partido Liberal, el Partido Conservador, Cambio Radical y el Partido de la U. Este respaldo, ya anunciado con antelación, disipó cualquier atisbo de incertidumbre sobre el resultado.
Así, la votación del miércoles no fue sólo un acto institucional, sino el reflejo palpable de un pacto político cristalizado tras meses de deliberaciones y negociaciones. Cuatro votos en blanco y un tarjetón no marcado parece el único resquicio de disenso en un proceso que, para algunos críticos, revela más certezas pactadas que debates transparentes.
Queda entonces la pregunta: ¿podrá Lina Marcela Escobar, con su trayectoria y amplio respaldo, responder a las expectativas de independencia y profundidad que demanda la Corte Constitucional? Y más aún, ¿qué señales manda esta elección sobre la compleja relación entre el poder político y la justicia en Colombia? En un escenario de creciente desconfianza ciudadana hacia las instituciones, la nueva magistrada tiene delante un desafío que trasciende su carrera personal y toca la esencia misma del Estado de derecho.
El país observa con atención, consciente de que la Corte Constitucional no es sólo un tribunal, sino un espejo donde se reflejan las heridas, esperanzas y contradicciones de toda una nación.
