Los Balsos reabre este fin de semana tras millonarias obras de estabilización

📸 Imagen cortesía Alcaldía de Medellín
[¿Resurge Los Balsos?]

Después de un silencio pesado de más de dos meses, Medellín vuelve a abrir una de sus arterias esenciales. Este fin de semana, la vía Los Balsos, clausurada desde el 6 de mayo tras un deslizamiento que estremeció la ladera, reanudará el tránsito. La Alcaldía, con una inversión que supera los 10.200 millones de pesos, anuncia no solo la reapertura, sino también la esperanza contenida detrás de un trabajo que ha exigido tierras removidas, rocas despejadas y arte de ingeniería para estabilizar un terreno que parecía ceder sin tregua.

El alcalde Federico Gutiérrez Zuluaga, voz que desde el primer momento puso la seguridad humana sobre la prisa vial, afirmó con tono prudente: “Lo primero es la vida, y por eso solo abrimos cuando tuvimos la certeza de la seguridad del terreno”. Palabras pesadas de responsabilidad. La intervención no ha sido improvisada: sensores permanecerán vigilantes en el talud, testigos discretos de la delicada estabilidad recuperada.

La tragedia comenzó con lluvias implacables, que un día derramaron hasta 90 milímetros, pero el origen no fue solo natural. Manos humanas alteraron lo imperceptible: desvíos irregulares de quebradas, obstrucciones visibles e invisibles, fallas hidráulicas y captaciones clandestinas en predios privados sumaron su peso a la saturación del suelo y al desastre emergente. Un cuadro donde el agua, el ingenio y la negligencia jugaron con el equilibrio de la naturaleza.

Para domar esa ladera rebelde, fueron removidos más de 60.000 metros cúbicos de tierra y 1.200 de roca. Terrazas fueron esculpidas con precisión, 600 metros de drenajes comenzaron a conducir las aguas rebeldes y la superficie quedó protegida con geomembrana, una piel técnica que promete duración y confianza. La movilidad se reactiva, eso es indudable. Pero la batalla contra el tiempo y la pendiente no termina: hasta diciembre, con otros 10.000 millones en juego, nuevas obras y anclajes sostendrán lo recuperado.

Medellín mira hacia Los Balsos con los ojos atentos, conscientes de la fragilidad que aún acecha bajo el pavimento. ¿Podrá esta obra resistir las próximas lluvias y los desvíos ocultos? Hasta entonces, la ciudad celebra pero sabe que la seguridad no es solo un hito, sino un compromiso en continuo desafío.

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