El creciente interés en la criopreservación entre las personas adineradas ha captado la atención pública y suscitado desafíos filosóficos y prácticos. Según The Guardian, alrededor de 500 personas en todo el mundo han optado por la criopreservación, con una mayor concentración en los Estados Unidos, donde aproximadamente 230 individuos han sido sometidos a este procedimiento. La fundación Alcor Life Extension, líder en este campo, cobra $220,000 por la criopreservación del cuerpo completo y $80,000 por la neurocriopreservación, que implica congelar el cerebro dentro de la cabeza separada del cuerpo.
Este proceso ha dado lugar a la creación de «fideicomisos de resurrección», diseñados para mantener la riqueza de los criopreservados hasta su posible revivificación en el futuro. Bloomberg Law, informa que los abogados de patrimonio están estructurando estos fideicomisos para conservar la riqueza durante cientos de años, el tiempo estimado para que la tecnología permita la resurrección. Aproximadamente 5,500 personas están planificando su preservación criogénica, reflejando un interés creciente en esta práctica, aunque plantea preguntas sobre la identidad del individuo revivido y la viabilidad de estos fideicomisos a largo plazo.
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La práctica de la criopreservación está atrayendo tanto a profesionales de la industria como a expertos legales, preocupados por los desafíos éticos y potenciales conflictos futuros. La viabilidad de los fideicomisos de resurrección es cuestionable debido a las muchas suposiciones en las que se basan, desde la interpretación futura de los tribunales hasta la preservación de la riqueza a lo largo del tiempo, además, existen dilemas filosóficos sobre la identidad personal de una persona revivida tras siglos, lo que representa un complejo desafío ético que tanto eruditos como profesionales legales deberán abordar.