Silencio que habla: Colombia se moviliza por la pazEste domingo 15 de junio, Colombia se viste de una convocatoria que va más allá de partidos y banderas. En la Plaza Núñez del Congreso de la República en Bogotá, el miércoles 11 de junio se anunció una gran movilización nacional llamada Marcha del Silencio. La cita es una respuesta colectiva al atentado sicarial que sufrió el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe el pasado 7 de junio en el occidente de Bogotá, un ataque que ha dejado a Uribe en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Santa Fe, generando conmoción y preocupación en el escenario político colombiano. Esta marcha no es un acto aislado sino la suma de voces diversas que, repasando sus diferencias, coinciden en un grito común contra la violencia. Precisamente, sectores de oposición, independientes y figuras reconocidas como Vicky Dávila, Paola Holguín, María Fernanda Cabal, Germán Blanco y Paloma Valencia han impulsado esta movilización. Su llamado ha sido claro: exigir respeto por la vida, fortalecer la democracia y rechazar categóricamente el terrorismo, dejando en claro que el país no puede ni debe resignarse a la cultura del miedo. La marcha en Bogotá partirá puntualmente a las 9:00 a.m. desde el Parque Nacional, momento en que se espera que miles de personas confluyan en un acto simbólico de unidad y reflexión. En paralelo, otras ciudades del país harán resonar el silencio en sus plazas, cuyos puntos de concentración se anunciarán en los próximos días, marcando la dimensión nacional de esta movilización que reta a la polarización y convoca a toda la ciudadanía a sumarse. Paloma Valencia expresó durante el anuncio que esta convocatoria trasciende las diferencias políticas y que será una expresión clara del deseo popular por un futuro sin violencia. “En Bogotá a las 9:00 a. m. saldremos juntos para decir que la vida y la democracia valen más que cualquier enfrentamiento”, afirmó, reflejando el sentir generalizado de muchos colombianos. Así, a pocas semanas de las elecciones, Colombia se enfrenta a una encrucijada donde la Marcha del Silencio despliega un mensaje simple pero poderoso: el rechazo a la violencia no puede ser silenciado. ¿Logrará esta movilización erosionar las sombras que cubren la política colombiana? ¿Podrá la ciudadanía cohesionar un pacto ético para impedir que la violencia siga marcando el destino público? Por ahora, el país escucha un silencio que habla con fuerza, y que clama por paz y esperanza.