📸 Imagen cortesía: The White House
¿Paz en el sudeste asiático, cortesía de Trump?
Una llamada que detuvo las armas.
Bogotá, 28 de julio de 2025. La tensión bélica que amenazaba al sudeste asiático entre Tailandia y Camboya encontró un inesperado respiro gracias a una intervención desde Estados Unidos. El presidente Donald Trump anunció en sus redes sociales que su mediación logró un cese al fuego entre ambos gobiernos.
Las semanas previas estuvieron marcadas por crecientes hostilidades y temores internacionales sobre una posible escalada militar en la región. Según fuentes oficiales, el 27 de julio, horas antes del anuncio, Trump entabló conversaciones telefónicas con el Primer Ministro interino de Tailandia y el Primer Ministro de Camboya. Estas diligencias facilitaron un acuerdo temporal para detener los combates y abrir mesas de diálogo, con la mediación conjunta de Washington y representantes de la ASEAN.
Esta acción reforzó la línea discursiva que Trump ha afinado desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025: la paz como resultado de una “fuerza disuasiva acompañada por la diplomacia directa”. Una apuesta que, según su gobierno, ha rendido frutos en escenarios tan variados como Oriente Medio y América Latina. Tanto es así que, en medio de estas gestiones, Trump fue postulado formalmente para el Premio Nobel de la Paz 2025, reconocimiento que ha generado tanto expectativas como escepticismo.
Las reacciones no se hicieron esperar. Por un lado, tanto Bangkok como Phnom Penh confirmaron oficialmente el alto al fuego y expresaron su agradecimiento por la mediación estadounidense. Sin embargo, analistas internacionales advierten que, aunque el acuerdo detenido es un paso positivo, quedan preguntas sobre la sostenibilidad de esta paz aparente y la complejidad histórica que han vivido ambos países.
Mientras tanto, la región y el mundo observan con cautela. ¿Será esta una tregua duradera o solo la calma antes de una posible tormenta? En tiempos en que la diplomacia parece dar sorpresas inesperadas, la incertidumbre persiste más allá del anuncio. ¿Podrá la cooperación internacional, impulsada desde Washington, traducirse en una paz real y estable para Tailandia y Camboya?
Porque, a veces, la frase “presidente de la paz” pesa más que la diplomacia misma.