Minería ilegal desató asonada en Porce

📸 Imagen cortesía: Imagen creada con IA. Imagen de referencia
¿Minería o resistencia? La sombra criminal sobre el río Porce

En la encrucijada del río Porce, Antioquia, se vivieron días de tensión y conflicto entre el 21 y 27 de febrero de 2025. Una asonada estalló en los municipios de Amalfi y Anorí, donde la minería ilegal desató no solo violencia, sino también un drama ambiental y social que refleja la profunda herida que deja el poder paralelo en la región.

Los operativos conjuntos de la Policía Nacional, la Fiscalía y la Fuerza Aeroespacial Colombiana no pasaron inadvertidos. Con el objetivo de golpear los tentáculos criminales que controlan la extracción ilícita de oro, las fuerzas del Estado destruyeron seis enormes excavadoras, valoradas en 3.000 millones de pesos, y desmantelaron dos frentes mineros usados por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo. Sin embargo, la respuesta de estas estructuras fue de marcada resistencia. Uniformados fueron atacados por quienes, lejos de ceder a la ley, optaron por enfrentarlos, generando una asonada con episodios de violencia en plena intervención estatal.

“El impacto no es solo económico, sino estratégico,” señaló el brigadier general José James Roa Castañeda, director de Carabineros y Protección Ambiental, al recordarnos que las finanzas de estos grupos criminales se sostienen en el negocio minero ilegal, que ahora se ve golpeado, pero lejos de extinguirse.

Pero detrás de la disputa por el control y las rentas, hay otro desastre, más silencioso pero igualmente devastador. Las actividades ilegales han provocado una crisis ambiental que se traduce en contaminación por mercurio y metales pesados, destrucción de bosques, erosión de suelos y un riesgo inminente sobre la hidroeléctrica Porce III, vital para la región y sus comunidades.

Este episodio expone no solo la gravedad de la minería ilegal en Antioquia, sino también la compleja red criminal que la alimenta y la resistencia a la presencia del Estado. La comunidad local, mientras tanto, observa con incertidumbre cómo sus tierras y ríos se convierten en escenario de un pulso donde la ley, el lucro y el poder se enfrentan sin tregua.

¿Será posible revertir el daño ambiental y social en una tierra donde la lucha por controlar el subsuelo sigue dejando escenas de violencia y desolación? El río Porce parece no solo correr entre montañas, sino también entre sombras que desafían la autoridad.

La asonada ha terminado, pero la batalla continúa. ¿Qué silencio aún cubre esta región? ¿Cuánto más podrá resistir su gente y su ambiente?

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