📸 Imagen cortesía
¿Alcaldes a la sombra del Gobierno nacional?
Este 8 de septiembre de 2025, el ministro del Interior, Armando Benedetti, sacudió la escena política al anunciar que denunciará a los alcaldes de Cali y Medellín, Alejandro Eder y Federico Gutiérrez, respectivamente, por lo que calificó como una “usurpación de funciones” y un posible abandono del cargo. La chispa que encendió la controversia fue el reciente viaje de ambos mandatarios a Washington, precisamente para tratar asuntos relacionados con cooperación y seguridad, ámbitos que según Benedetti corresponden exclusivamente al Gobierno nacional.
Los hechos ocurrieron cuando, acompañados de delegados de Barranquilla, Eder y Gutiérrez se trasladaron a la capital estadounidense para sostener encuentros con varios congresistas, entre ellos los demócratas Gregory Meeks y Rubén Gallego y el republicano Bernie Moreno. Pero el ministro no tardó en salir al paso: “Están suplantando funciones del Gobierno nacional, como la seguridad y el orden público. No se reúnen con nadie involucrado en la certificación en drogas”, dijo con contundencia.
Más allá de las discrepancias por las competencias, Benedetti planteó que la salida de los alcaldes podría ser interpretada como abandono del cargo, puesto que su agenda sería más política que estrictamente local o técnica. Desde la Presidencia, Gustavo Petro respalda esta postura, señalando en un comunicado oficial que “la política exterior es prerrogativa del Estado, y es lamentable que algunos alcaldes politicen y desconozcan la labor llevada a cabo, priorizando intereses de oposición sobre el país”. La Embajada de Colombia en Washington reforzó esta crítica, insistiendo en la gravedad del tema.
Sin embargo, Eder y Gutiérrez rechazaron las críticas y defendieron su viaje como un esfuerzo diplomático legítimo para estrechar lazos en materia económica, turística, cultural y de seguridad, enfatizando que sus acciones buscan fortalecer sus ciudades y no socavar las funciones estatales.
Esta disputa plantea preguntas incómodas sobre la delimitación precisa del poder y la autonomía territorial frente al Gobierno central, en una época donde la cooperación internacional se vuelve esencial a diversos niveles. ¿Hasta dónde pueden ir los alcaldes en el escenario global sin traspasar las líneas de un Estado unitario? ¿Cómo se equilibra la descentralización con la defensa de la soberanía y políticas nacionales? A partir de ahora, estas tensiones seguirán con atención, mientras la ciudadanía observa en qué medida la coordinación —o la confrontación— marcará el rumbo político del país.