Minjusticia: tres millones de firmas para la Constituyente

📸 Imagen cortesía: Ministerio de Justicia y el Derecho
¿Constituyente ciudadana o reforma en vilo?

Este viernes 24 de octubre de 2025, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, se dará el primer paso para un proyecto que amenaza con sacudir las raíces institucionales de Colombia: la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, propuesta para reformar la Constitución de 1991.

El ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, anunció desde Shanghái que la iniciativa, aunque aún en forma de borrador, aspira a transformar uno de los pactos fundamentales del país. Para que la propuesta llegue a presentarse oficialmente, será necesario recoger tres millones de firmas ciudadanas que respalden el cambio. La idea es sencilla pero ambiciosa: devolver a la ciudadanía el poder para decidir sobre la estructura política y social, a través de un comité promotor popular que lidere este proceso.

Montealegre aclaró que, por ahora, el proyecto es un material de trabajo para que los sectores sociales lo analicen y debatan, no una propuesta oficial del Gobierno de Gustavo Petro. Sin embargo, el contexto político y la insistencia de convocar muestran la voluntad de abrir una discusión profunda que, de concretarse, sería la más significativa en décadas. El ministro puso énfasis en que la reforma tendría límites claros: no retroceder en derechos fundamentales ni sociales, y respetar compromisos internacionales en derechos humanos, intentando así aplacar temores y resistencias.

La recolección de firmas arrancará con un acto simbólico convocado por el presidente Petro en la Plaza de Bolívar, punto neurálgico del poder en Colombia. Si se logra la movilización y el apoyo masivo, el texto será presentado al Congreso como iniciativa ciudadana, conforme al marco constitucional vigente. Entre los temas claves del borrador —aún en discusión— se perfilan cambios que podrían redefinir el contrato social, aunque los detalles concretos permanecen reservados al análisis colectivo.

Mientras tanto, la inquietud crece: ¿será esta incertidumbre el motor que impulse una renovación real o el reflejo de un país dividido? La Asamblea Constituyente, en cualquier caso, no es solo un acto jurídico; es, sobre todo, un espejo que refleja el vacío y las tensiones en la democracia colombiana. ¿Logrará la ciudadanía tomar las riendas o serán las sombras políticas las que prevalezcan? El país observa atento y la historia espera.

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