Monja colombiana será beatificada

Martirio y esperanza: la beatificación que estremece a una Iglesia colombiana en cambio

En un giro que remueve las raíces mismas del catolicismo en Colombia, este 22 de mayo de 2025 se selló una página inédita. El papa León XIV, recién llegado al solio pontificio, firmó sus primeros decretos para causas de canonización, consagrando el inicio de un proceso que llevaría a la beatificación de Inés Arango Velásquez (1937-1987), la monja colombiana cuya entrega y martirio han cruzado más allá de las fronteras nacionales para instalarse en el corazón del continente.

Arango, nacida en Medellín y que abrazó la vida religiosa bajo el nombre de María Nieves de Medellín en la congregación de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, entregó su existencia a la defensa férrea de comunidades indígenas amenazadas. Su trinchera fue el remoto Vicariato Apostólico de Aguarico, en Ecuador, donde buscó proteger a la etnia Tagaeri, conocida por su aislamiento voluntario, de los embates deshumanizantes de la expansión petrolera en el Parque Nacional Yasuní.

El 21 de junio de 1987, su voz y acción fueron silenciadas brutalmente junto al misionero español Alejandro Labaka Ugarte, en un asesinato que la Iglesia hoy reconoce como martirio. La Santa Sede, a través del Dicasterio de la Causa de los Santos, oficializó la beatificación amparándose en la figura jurídica de la «oferta de vida», un camino reconocido desde 2017 que honra a quienes entregan su existencia en favor del prójimo.

Este acto no solo representa un homenaje individual sino un mensaje potente sobre el valor y la vulnerabilidad de los pueblos originarios y la naturaleza, protección que Arango defendió hasta la última consecuencia. El papa León XIV, desde los primeros meses de su pontificado, ha señalado la importancia de reconocer estas historias que combinan fe, justicia social y defensa ambiental.

Sin embargo, la beatificación abre interrogantes complejos: ¿cómo responderá la Iglesia ante desafíos similares en un continente marcado por la violencia y la explotación? ¿Serán estas figuras mártires un faro para un clero y una sociedad que transitan entre la esperanza y la incertidumbre?

La historia de Inés Arango Velásquez, sellada en este decreto, invita a la reflexión profunda sobre el papel de la Iglesia en la defensa de los más vulnerables y su compromiso inquebrantable con la justicia. Desde Medellín hasta la vastedad de la Amazonía, su legado desafía la indiferencia y convoca a la acción.

A partir de ahora, la comunidad católica en Colombia y más allá tendrá en María Nieves de Medellín un referente luminoso y un espejo que refleja la entrega extrema y la lucha por la dignidad humana en medio de la adversidad. ¿Podrá esta beatificación marcar un antes y un después en la relación entre fe, compromiso social y protección de la vida en todas sus formas? El tiempo y la historia responderán.

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