📸 Cortesía: Colprensa | Mariano Vimos
Montealegre toma el timón en Justicia, en medio de una tormenta política
Un nuevo capítulo en la política colombiana se abre este miércoles 11 de junio de 2025 en Bogotá. Eduardo Montealegre asume el cargo de ministro de Justicia, un puesto clave que hereda tras la renuncia de Ángela María Buitrago en un momento de profunda tensión entre el Ejecutivo y el Congreso.
Montealegre, con una trayectoria reconocida como exfiscal general de la Nación y exmagistrado de la Corte Constitucional, llega en medio de un clima polarizado que refleja las heridas abiertas por la reciente controversia en torno a la consulta popular para la reforma laboral. Este mecanismo, impulsado por el presidente Gustavo Petro, fue rechazado por el Senado, intensificando la confrontación institucional. La Presidencia de la República confirmó la designación de Montealegre como la apuesta del Gobierno para defender la legalidad del decreto presidencial que busca saltar los bloqueos legislativos.
El contexto no es sencillo. La salida de Buitrago estuvo marcada por denuncias de presiones internas en el Ministerio de Justicia, en especial sobre el manejo de nombramientos, que dejaron al descubierto una dinámica política enredada en luchas de poder. Montealegre asume con la misión no solo de restablecer confianza, sino de encarar temas estructurales como la crisis carcelaria y la revisión de la política antidrogas, asuntos que han calado hondo en la agenda nacional.
En declaraciones por adelantado, Montealegre mostró disposición para estrechar la colaboración con el Ejecutivo, enfatizando su compromiso para la defensa jurídica de las iniciativas gubernamentales. Sin embargo, no todas las voces miran con optimismo su llegada. La senadora Paola Holguín expresó inquietudes sobre la independencia del Ministerio bajo un ministro vinculado estrechamente al poder presidencial, una señal clara de que la pugna política sigue viva y que la autonomía institucional estará bajo escrutinio.
En un momento en que la confianza en las instituciones parece erosionarse, y la polarización crece, la asunción de Montealegre abre un interrogante inevitable: ¿podrá el Ministerio de Justicia articular un equilibrio entre la lealtad al Gobierno y la garantía de su autonomía? Mientras tanto, Colombia observa, expectante, los primeros pasos de una gestión que se promete decisiva para el futuro del sistema judicial y la estabilidad política.