📸 Cortesía: MinHacienda
«`htmlCOLOMBIA FRENTE AL ESPEJO: ¿UN PASO ATRÁS EN SU CRÉDITO?
Jueves 26 de junio de 2025, una fecha que resonó con inquietud en los pasillos de los mercados financieros, cuando las agencias internacionales Moody’s y S&P Global Ratings anunciaron sendas rebajas en la calificación crediticia de Colombia. Un movimiento que por sí solo alimenta las dudas sobre la salud fiscal del país y el rumbo económico que ha tomado.
La más dura fue Moody’s, que degradó la deuda soberana colombiana de Baa2 a Baa3, rozando ya el límite del grado de inversión y, aunque mejoró su perspectiva de negativa a estable, no disimula un llamado de atención sobre los retos que enfrenta la economía. En paralelo, S&P recortó la nota de BB+ a BB, manteniendo una perspectiva negativa que anticipa posibles nuevas rebajas si no se emprenden reformas estructurales profundas en los próximos 18 meses.
Ambas agencias justificaron su decisión en el persistente deterioro de las finanzas públicas y el aumento del déficit fiscal. Moody’s alertó que la deuda pública seguirá engrosándose ante los elevados déficits, mientras que S&P advirtió que la trayectoria fiscal actual puede erosionar la confianza de los inversionistas y profundizar el ya frágil desempeño económico. Sin embargo, destacaron la ─no menos importante─ fortaleza del sistema financiero local, la resiliencia del consumo privado y un historial de política monetaria prudente, además de la dependencia del financiamiento externo en la inversión extranjera directa que sostiene el déficit.
En respuesta, el Ministerio de Hacienda salió al paso con un mensaje en el que asegura que, a pesar de estos “desafíos fiscales”, los fundamentos económicos permanecen sólidos y reafirma el compromiso con una consolidación fiscal para el año 2025. Un intento de transmitir calma en medio de la incertidumbre que parecen reflejar estas degradaciones.
La rebaja es más que un simple número o letra; es el reflejo de un país frente a su propio espejo fiscal, que cuestiona hasta dónde se podrá sostener la confianza en el impulso económico si no se abordan de raíz los desequilibrios presupuestarios. La ciudadanía, los inversionistas y los actores políticos ahora enfrentan una incógnita crucial: ¿será Colombia capaz de corregir el rumbo antes de que las sombras de esta crisis fiscal se profundicen aún más?
«`