Movilización nacional por condena de Uribe: Medellín será epicentro de la marcha

📸 Imagen cortesía X @Juan_EspinalR
¿Uribe y su contorno: un país en marcha?

Este jueves 7 de agosto, Medellín y otras ciudades de Colombia y del mundo se preparan para una jornada que dibuja una vena latente en la política nacional: el respaldo masivo a Álvaro Uribe Vélez, expresidente y ahora condenado en primera instancia a 12 años de prisión domiciliaria por fraude procesal y soborno en actuación penal.

La cita principal será en la capital antioqueña, donde desde las 9:00 a. m. comenzará la movilización en la emblemática intersección de la avenida Oriental con La Playa, avanzando hasta el Parque de las Luces. Este acto no es casualidad ni mera coincidencia, pues ocurre justo en el día en que se celebra la Batalla de Boyacá, un hito histórico para Colombia. Este gesto añade una carga simbólica poderosa, como si se quisiera fundir la memoria patriótica con la defensa de un líder que, para sus seguidores, representa decencia, seguridad y democracia.

El llamado salió desde el corazón del Centro Democrático. “Rodeemos y apoyemos a Álvaro Uribe Vélez”, ha instado José Jaime Uscátegui, representante a la Cámara, denunciando una “sentencia arbitraria y desproporcionada”. A su lado, el senador Esteban Quintero subraya la impotencia de sus bases y convoca a “marchar” en defensa no solo de Uribe como persona sino de aquello que encarna: el proyecto político que él impulsó y que divide al país.

No es un acto aislado. Mientras que en Medellín la manifestación toma la forma de una caminata, en Bogotá, las calles también acusarán el pulso a partir de las 10:00 a. m., con una marcha desde el Parque Nacional hasta la emblemática Plaza de Bolívar. Cali y otras urbes se suman a esta red de apoyo, dando fe de una polarización que no se diluye ni con los fallos judiciales, sino que más bien los intensifica.

¿Es esta movilización un reclamo justo, una expresión espontánea o una maniobra política? La respuesta se teje en la tensión misma de un país dividido, donde la justicia y la política se entrelazan hasta confundirse. Mientras tanto, las voces que claman por equilibrio y esclarecimiento se enfrentan a un escenario de emociones encontradas y espejos rotos.

Este jueves, Colombia no solo marcha por un hombre: marcha por un espejo de su propia disputa interna, una batalla más reciente pero no menos profunda que la de Boyacá. ¿Podrá la democracia resistir en medio de tantas fracturas y ecos encontrados? El reloj avanza, y la calle abrirá esa conversación.

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