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Natalidad en caída libre: Colombia afronta un cambio demográfico sin precedentes
Colombia, 2025. Un silencio creciente se cuela en los hospitales y hogares del país: nacen menos niños que nunca en una década. Los datos oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) confirman una tendencia inquietante que no solo marca un descenso histórico en la natalidad, sino que también proyecta impactos inminentes en la educación, la economía y la estructura social del país.
Entre enero y julio de 2025, apenas 243.870 bebés llegaron al mundo, un 6,6 % menos que en el mismo lapso del año anterior. La cifra confirma un desplome continuado: en todo 2024, el registro total descendió a 453.901 nacimientos, un 12 % menos que en 2023, y un abismo frente a la década anterior, en la que se alcanzaron cifras hasta un 31 % superiores en 2015. Este fenómeno no es casual ni aislado, sino parte de un patrón que ha erosionado la tasa global de fecundidad hasta situarla en un 1,1 hijo por mujer en 2024, muy por debajo del umbral mínimo de reemplazo poblacional, que marca el 2,1. Colombia entra así al grupo de naciones con tasas más bajas del planeta.
El descenso es más pronunciado entre mujeres jóvenes, especialmente aquellas de 20 a 24 años. En menos de una década, su tasa de nacimientos por mil mujeres cayó de 94,2 en 2015 a apenas 54,7 en 2024; un golpe del 41,9 %. Las adolescentes de 15 a 19 años tampoco escapan a esta realidad: su fecundidad bajó un 17,2 % solo frente a 2023. El dato desnuda una transformación profunda en los comportamientos reproductivos y, detrás de ellos, las decisiones personales, sociales y económicas de quienes construyen el futuro del país.
Las cifras, sin embargo, no son homogéneas. Mientras departamentos como Caldas, Quindío, Antioquia y Tolima exhiben tasas inferiores a un hijo por mujer, territorios con características distintas como La Guajira o Vaupés mantienen niveles más altos de nacimientos. Pero la tendencia general se dirige hacia un envejecimiento acelerado y un vacío cada vez más palpable en las aulas y en las calles infantiles.
¿Qué impulsa esta caída? El fenómeno responde a múltiples factores: el retraso en la maternidad, cambios en las aspiraciones laborales y educativas de las mujeres, la incertidumbre económica y la falta de políticas públicas claras que acompañen el ciclo reproductivo. La combinación de estos elementos ha provocado un repliegue silencioso que ya comienza a alterar la dinámica social y económica.
Este lunes, expertos consultados por el Dane advierten sobre el peligro que implica mantener esta senda sin intervención. “Estamos ante un desafío estructural que demanda no solo comprensión, sino acción urgente”, señala María Fernanda Gómez, demógrafa e investigadora en políticas públicas. La llamada de alerta no es nueva, pero su eco se vuelve más urgente ante la persistencia de estos números.
Mientras tanto, Colombia observa cómo su mapa demográfico se dibuja con menos niños y una población que envejece a paso acelerado. ¿Podrá el país revertir esta tendencia antes de que las consecuencias sean irreversibles? La respuesta esquiva, como las voces de quienes ya no llegan, deja una pregunta abierta: ¿qué futuro tendremos si los nacimientos siguen en silencio?