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¿Paz en Gaza o espectáculo político?
Este jueves 9 de octubre, en medio de una tregua frágil y esperanzadora, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu propuso que el presidente estadounidense Donald Trump reciba el Premio Nobel de la Paz. La solicitud se difundió en la red social X, acompañada de una imagen creada por inteligencia artificial que mostraba a ambos líderes celebrando una medalla simbólica del Nobel.
El anuncio sucede pocas horas después de que Trump diera a conocer un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, una tregua que, de concretarse, podría poner fin a 21 meses de un conflicto que parece no tener desenlace. El pacto prevé, entre otros puntos, la liberación de rehenes y el acceso de ayuda humanitaria a Gaza. Las negociaciones, que se llevan a cabo en Qatar, buscan una pausa de 60 días. Sin embargo, mientras Israel ha aceptado estas condiciones, Hamás aún exige modificaciones al acuerdo, dejando en el aire su posible implementación.
No es la primera vez que Netanyahu extiende esta nominación a Trump. Ya en julio de 2025, durante una cena en la Casa Blanca, el mandatario israelí le entregó una carta proponiéndolo para el Nobel, subrayando que Trump «está forjando la paz, un país y una región tras otra». Entonces, la propuesta surgió en un contexto muy distinto y rodeado de operaciones militares conjuntas.
Esta postulación plantea preguntas que trascienden el gesto simbólico: ¿es el acuerdo anunciado un verdadero paso hacia la paz duradera o un paréntesis temporal en un conflicto demasiado arraigado? ¿Qué motiva a Netanyahu a impulsar esta candidatura ahora, apenas un día antes de que se anuncie oficialmente al ganador del Nobel de la Paz 2025? ¿Y cómo recepcionará el mundo este llamado cuando la incertidumbre persiste sobre la estabilidad de la tregua?
Mientras tanto, la región mira con cautela y la comunidad internacional espera que las palabras se traduzcan en hechos concretos. La paz, un anhelo recurrente y esquivo, vuelve a estar en el centro del escenario, aunque la sombra del escepticismo se mantiene. ¿Podrá esta tregua ser el preludio de un cambio real o apenas otro capítulo en una historia que parece difícil de cambiar?
