Niño hospitalizado cumplió su sueño de conocer a jugadores de Águilas Doradas

📸 Imagen cortesía
¿Sueños que se despliegan en hospital de Rionegro?

Miguel Ángel, apenas un niño de ocho años llegado desde las verdes montañas de Montebello, Antioquia, enfrenta cada día un desafío que pocos podrían imaginar. En la Clínica Somer de Rionegro, donde su cuerpo lucha por recomponerse tras un grave accidente de tránsito a comienzos de 2025, se cumplió un anhelo que parecía distante: conocer a sus ídolos, los jugadores de Águilas Doradas.

Este viernes 12 de septiembre, como parte de la iniciativa “Águilas Doradas es Antioquia”, la Fundación Somer en conjunto con el club rojinegro acercaron a Wilson Morelo, Cristian Blanco y Matías Ramírez al lado de Miguel. No fue solo un encuentro casual: una traqueotomía y una gastrostomía son indicios aún presentes en el cuerpo frágil del niño, un cuerpo que necesita ayuda para respirar y alimentarse. Sin embargo, ningún procedimiento ha podido arrebatarle la esperanza o el sueño de ser futbolista.

La visita traspasó las paredes del hospital y se convirtió en un acto de fortaleza humana. Los jugadores compartieron con Miguel historias, risas y palabras que alimentan el alma más allá de cualquier tratamiento. “Me genera mucha fortaleza verlo por su lucha y cómo afronta la situación. Él te inspira a seguir luchando y a valorar la vida”, expresó el lateral Cristian Blanco. No menos emocionado, Matías Ramírez añadió: “Estos pequeños gestos llenan de energía y son muy valiosos para los niños. Para nosotros también es algo lindo poder darle este momento a Miguel”.

Más allá de los goles y las victorias en la cancha, Águilas Doradas ha decidido asumir un papel que trasciende lo deportivo. «Águilas Doradas es Antioquia» es una estrategia que fortalece los lazos con su gente, una huella de solidaridad que busca transformarse en faro de esperanza en territorios vulnerables. Como en aquel frío hospital, donde la derrota parecía inminente, estos gestos reacuerdan que la batalla más importante es la de la vida, contra la adversidad y el desaliento.

Así, en la calma de una tarde de septiembre, mientras un niño juega con su sueño de balón en la mente, la ciudad y sus héroes recuerdan que el deporte puede ser también refugio, compañía y semillero de fortaleza. ¿Podrá Miguel Ángel algún día correr libre, más allá de las sombras de un accidente? Esa es la pregunta que palpita, con un leve toque de esperanza, en Rionegro y en todo Antioquia.

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