«`html¿HASTA CUÁNDO LA VIOLENCIA EN COLOMBIA?
Un nuevo amanecer teñido de sangre.
En la madrugada del martes 10 de junio, el municipio de Valdivia, en el norte de Antioquia, fue nuevamente escenario de un ataque que rompe con la esperanza. La uniformada María Alejandra Vieda Almagro cayó abatida por impactos de fusil en un asalto a la estación de Policía local. Murió al llegar al Hospital de Yarumal, sin esperanza de un rescate que nunca llegó.
Este episodio trágico no es un hecho aislado. El mismo día, se registraron 24 acciones terroristas solo en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, que dejaron un saldo escalofriante de 5 civiles y 2 policías muertos. A ello se suma el asesinato del Capitán Juan Carlos Amaya Méndez en Sonsón, Antioquia, durante operaciones contra el temido Clan del Golfo, una realidad que demuestra cómo la violencia se ancla en distintas zonas del país.
Estas regiones, especialmente Valle del Cauca y Cauca, padecen el recrudecimiento del crimen organizado y de grupos disidentes de la extinta guerrilla FARC que mantienen un pulso constante con las fuerzas de seguridad. Las autoridades, conscientes de la gravedad, han intensificado sus operaciones conjuntas y el Ministerio de Defensa ha anunciado recompensas para obtener información que permita capturar a los responsables y cortar el ciclo de violencia.
En medio de este clima de zozobra, la nación continúa conmocionada por el atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, que permanece en estado crítico pero estable. La Fiscalía General Penal Militar y Policial mantiene abierta la investigación, consciente de que esclarecer esta agresión es crucial para un país que busca justicia y estabilidad.
El panorama es desolador. La violencia en Colombia no es un fenómeno reciente ni monocausal; es el producto de décadas de conflictos armados, intereses criminales y una seguridad que se siente frágil. Mientras las autoridades prometen respuestas y acciones contundentes, la incertidumbre persiste y la pregunta sigue abiertas: ¿podrá Colombia romper este ciclo que parece renovarse con cada amanecer?
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