📸 Cortesía: D.R.A. / Presidencia
¿UNA FACTURA PESADA PARA EL FUTURO?
Una reforma tributaria de gran envergadura se asoma en el horizonte de Colombia. Este lunes, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, anunció que para finales de julio de 2025 el Gobierno presentará al Congreso una propuesta que pretende recaudar 19 billones de pesos. El objetivo es claro: apuntalar la sostenibilidad fiscal y cumplir con los compromisos del Plan Nacional de Desarrollo en medio de un escenario marcado por crecientes presiones sobre el gasto público y un déficit fiscal que podría alcanzar el 7,1 % del PIB a cierre de año.
El anuncio se dio en el marco de la presentación del Marco Fiscal de Mediano Plazo, ocasión en la que también se confirmó la activación de la cláusula de escape fiscal. Esta medida permitirá suspender por tres años la regla fiscal tradicional, dando espacio para un ajuste estructural que, según Ávila, es necesario para garantizar una recuperación responsable. El Gobierno prevé retomar el cumplimiento estricto de la regla fiscal en 2028, en busca de estabilidad a mediano plazo.
La reforma apunta a una revisión profunda del Impuesto al Valor Agregado, aunque con matices. Aunque se descarta la generalización del IVA, se plantea eliminar exenciones en sectores específicos que, según la narrativa oficial, han sido utilizadas de forma distorsionada. Ávila y sus equipos aseguran que la canasta básica y el consumo de los hogares más vulnerables no se verán afectados. La lupa sobre estas exenciones es considerable: el viceministro Carlos Betancourt reveló que actualmente estas exenciones suman 89 billones de pesos, lo que deja un amplio margen para aumentar el recaudo y mejorar la progresividad del sistema tributario.
Pero no es solo el IVA el protagonista de esta reforma. El texto contempla cambios en el impuesto de renta para personas naturales, la revisión del impuesto al consumo y un fortalecimiento de los gravámenes ambientales, como el impuesto al carbono. Estas medidas, inscritas dentro de un esfuerzo por adaptar el sistema fiscal a retos contemporáneos, abren preguntas sobre los sectores económicos que cargarán con la mayor parte de la nueva factura impositiva y sobre cómo se equilibrarán la necesidad de recursos y la protección social.
Al poner sobre la mesa una reforma de tamaña magnitud, el Gobierno colombiano no solo busca estabilidad financiera: plantea un desafío político y social que atravesará al país en los próximos años. La ciudadanía y diversos sectores económicos aguardan atentos, conscientes de que la definición del sistema tributario es, paradójicamente, un voto de confianza sobre el futuro colectivo. ¿Será esta reforma el remedio que equilibra la balanza fiscal sin erosionar la capacidad de consumo y crecimiento?
