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Gobierno en movimiento: un nuevo capĂtulo para la Superintendencia de Transporte
Un viento de cambio soplĂł este 4 de junio de 2025 en los pasillos del poder colombiano. En Bogotá, el Gobierno del presidente Gustavo Petro decidiĂł renovar el timĂłn de la Superintendencia de Transporte al nombrar a Alfredo Enrique Piñeres Olave como su nuevo superintendente. Este ingeniero civil, formado en la Universidad Nacional de Colombia y con un magĂster en Infraestructura Vial y Transporte por la Universidad de los Andes, recoge un reto que va más allá de la gestiĂłn tradicional: liderar la regulaciĂłn y vigilancia de un sector marcado por desafĂos de ilegalidad y la urgente necesidad de modernizaciĂłn.
Piñeres Olave llega al cargo tras dejar su huella en el sector pĂşblico y privado. Antes de este nombramiento, se desempeñaba como director tĂ©cnico del SEM Seguridad Vial del Cesar y acumulaba experiencia como secretario de Movilidad de Barranquilla durante más de dos años. Su carrera ha transitado tambiĂ©n por la ingenierĂa de tránsito y la coordinaciĂłn de proyectos para firmas especializadas, además de aportar como especialista en estudios tĂ©cnicos para transporte. Su llegada sustituye a Ayda Lucy Ospina, quien renunciĂł en marzo de 2025, cerrando asĂ un ciclo y abriendo la puerta a nuevas estrategias.
En su primera declaraciĂłn pĂşblica, el superintendente no dejĂł dudas sobre sus prioridades. Con una mirada franca y directa, destacĂł que la lucha contra la ilegalidad y la informalidad será uno de sus principales ejes de acciĂłn. “Vamos a trabajar junto a los empresarios del sector para combatir la ilegalidad y la informalidad”, anunciĂł, al tiempo que señalĂł su firme compromiso con la promociĂłn de la seguridad vial a travĂ©s de polĂticas de conciencia y educaciĂłn. Este llamado apunta a transformar no solo las normas, sino las prácticas y mentalidades dentro del sector transporte.
Los retos que se presentan son tan complejos como la red vial que debe custodiar la entidad. Piñeres Olave deberá impulsar el fortalecimiento del servicio público, integrar innovaciones tecnológicas que permitan la transformación digital y sistematizar procesos internos para mejorar la transparencia y generar confianza en los ciudadanos y vigilados. La meta es clara y ambiciosa: garantizar legalidad y eficacia en la supervisión, un camino que exigirá coordinación estrecha con el sector privado y una visión renovada de las funciones del Estado.
En esta renovada etapa, la Superintendencia de Transporte asoma la posibilidad de romper con viejos esquemas y reconstruir un sector clave para la convivencia y el desarrollo. ¿Podrá Alfredo Enrique Piñeres Olave avanzar contra la informalidad y llevar a la entidad hacia la modernidad prometida? El tiempo será el juez más riguroso. Por ahora, queda la expectativa de una gestión que no solo administre reglas, sino que recupere la confianza y la seguridad en cada viaje que se emprende en Colombia.