
Si siente que su dieta diaria se compone de alimentos ultraprocesados en al menos un 20%, preocúpese. Esta forma de alimentación podría enfermar a su hígado casi tanto, o más, que el consumo excesivo de alcohol.
El consumo excesivo de alimentos ‘chatarra’ o de embutidos está asociado a una enfermedad conocida como esteatohepatitis no alcohólica o enfermedad del hígado graso no alcohólico. Esta enfermedad es una de las principales causas de la cirrosis cuando su estado es avanzado.
La cirrosis es comúnmente asociada al alcohol y su consumo desmedido, pero pocas veces se piensa en ella cuando de alimentación se trata. Es importante, puesto que esta enfermedad puede derivar en otras más fuertes como cáncer o insuficiencia hepática.
Una investigación de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad de Carolina del Sur, en Estados Unidos, confirmó el impacto negativo de estos alimentos en la salud del hígado. Indicó, también, que los niveles de hígado graso aumentan de forma severa en personas con obesidad o diabetes.
El médico e investigador colombiano Juan David Aguirre Vélez publicó el año pasado un estudio sobre este tema en la Revista Colombiana de Gastroenterología. En este, se estudiaron 346 pacientes con cirrosis hepática en Cartagena de Indias.
El resultado arrojó que el 30,9% de los pacientes sí habían remitido la enfermedad por cuenta de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NASH, según términos del estudio). El 80,6% era diabético y el 46,7% sufría de sobrepeso.
El consumo ocasional de estos alimentos puede alterar un poco el porcentaje de grasa en el hígado, pero lo que realmente puede ocasionar la enfermedad es un exceso en esta forma de alimentación. Lo ideal, según los investigadores, es que el porcentaje de grasa sea menor al 5%.
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