«`html¿SALVARÁN 10000 MILLONES A LOS OCÉANOS O QUEDARÁ EN PROMESA?
Este viernes 13 de junio de 2025, en la ciudad de Niza, Francia, concluyó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos con un llamado urgente a reforzar la cooperación y elevar las inversiones para proteger los mares. La cita, coorganizada junto a Costa Rica, reunió a líderes gubernamentales, científicos y representantes de organizaciones civiles, quienes anunciaron un compromiso financiero histórico por 10 000 millones de dólares en favor de la conservación marina. Pero, ¿es suficiente esa cifra? La respuesta, según expertos independientes y organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), es un rotundo no.
Lo que se sabe hasta el momento es que esa inversión queda muy por debajo de los 175 000 millones de dólares anuales que se consideran necesarios para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS 14), cuyo propósito es garantizar la conservación y el uso sostenible de los océanos para el año 2030. Desde ese ángulo, la conferencia más bien expuso la magnitud de la brecha financiera que persiste en la lucha contra la crisis oceánica.
La profundidad del problema quedó clara en los debates: se alzó la voz sobre la pérdida acelerada de biodiversidad marina, la creciente contaminación por plásticos, el avance implacable del cambio climático y la sobreexplotación de recursos que han llevado a los mares al borde del colapso. En palabras de Li Junhua, secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, la amenaza sobre los océanos no es una hipótesis sino una realidad palpable que ya impacta a millones de personas y economías alrededor del mundo.
Entre las soluciones propuestas, se convinieron 15 recomendaciones clave. Destacaron iniciativas para integrar la sostenibilidad marina dentro de los marcos nacionales e internacionales de comercio e inversión, el impulso a métodos de pesca responsables y un mayor apoyo a los sistemas alimentarios ligados al océano. Sin embargo, un punto crítico sigue siendo la fragilidad de los marcos regulatorios. A pesar de avances como la ratificación del Acuerdo sobre Subvenciones Pesqueras de la Organización Mundial del Comercio y el surgimiento de nuevas coaliciones para proteger especies vulnerables, la ausencia de normas más sólidas y vinculantes limita la capacidad real de respuesta.
La incertidumbre persiste: ¿podrán las naciones convertir estos compromisos en acciones efectivas y sostenibles? La ciudadanía global observa con expectación pero también con cierta desconfianza, consciente de que la salud de los océanos determinará la vida en el planeta para las próximas décadas. Entre promesas millonarias y necesidades aún mucho mayores, la pregunta permanece abierta en el aire marino: ¿será esta conferencia el punto de inflexión o un eco más en la lucha por salvar los océanos?
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