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¿DESAMPARO EN LAS REGIONES? ACNUDH RECORTA SU PRESENCIA EN COLOMBIA
Una sombra crece sobre la defensa de los derechos humanos.
Este lunes 23 de junio de 2025, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (Acnudh) anunció una reducción significativa de su cobertura en Colombia. La causa principal: el cese del 40 % de sus fondos provenientes de Estados Unidos, un golpe que compromete la misión en el país.
En concreto, este recorte conlleva el cierre de tres oficinas regionales y la reducción cercana a la mitad de su personal operativo. El impacto es notablemente severo: la ONU dejará de tener presencia permanente en departamentos estratégicos y vulnerables como Antioquia, Chocó, Córdoba, Guaviare, Meta, Huila, Tolima y Caquetá. La vigilancia y el acompañamiento de defensores de derechos humanos en estas áreas serán trasladados a la oficina central en Bogotá. Mientras tanto, la organización mantendrá operativas oficinas regionales en regiones como Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo, Arauca, Norte de Santander, Cesar, La Guajira, Sucre, Magdalena, Bolívar y Atlántico. En este proceso, 46 profesionales que defendían los derechos humanos perderán sus puestos.
Este anuncio no es un mero dato administrativo. Representa una erosión tangible en la capacidad para monitorear y proteger a comunidades que ya enfrentan múltiples riesgos. La organización expresó su pesar porque esta reducción aleja el acompañamiento a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, así como a autoridades estatales en diversos territorios. La estrategia para enfrentar este ajuste consiste en continuar el monitoreo desde las sedes restantes, aunque con un claro vacío en terreno.
Es importante entender que esta crisis no nace de un entorno local exclusivamente. La decisión estadounidense forma parte de una tendencia global de disminución de cooperación internacional. Otros organismos de la ONU en Colombia, como ACNUR y UNICEF, también han sufrido recortes, impactando la asistencia a refugiados, niños y grupos vulnerables. La pregunta que queda flotando en el aire es si esta reducción podrá provocar un retroceso en los avances logrados en derechos humanos y protección social en las regiones más alejadas y necesitadas.
En estos meses que vienen, la comunidad nacional e internacional observará si la reducción únicamente dilata la misión o si, por el contrario, provoca un apagón en la búsqueda de justicia y dignidad para quienes viven en los territorios hoy sin la presencia permanente de Acnudh.