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¿Pantalla que florece?
Una suerte de metamorfosis verde comienza a cincelarse en el corazón del Parque Bicentenario, en el barrio Boston de Medellín. Este emblemático enclave, antes dominado por un muro líquido que, con luces y proyecciones, interrumpía la oscuridad nocturna, se prepara para renacer como una “ventana verde” de 100 metros cuadrados donde la naturaleza, la memoria y el espacio público buscan reconciliarse.
Este noviembre de 2025, la Alcaldía de Medellín anuncia la transformación que dará fin a más de una década de desgaste, dificultades técnicas y uso disminuido de la pantalla de agua, inaugurada en 2010 como un escenario de espectáculos visuales. Jaime Andrés Naranjo Medina, secretario de Infraestructura Física, explica que esta intervención es “un paso más en la recuperación y revalorización de espacios emblemáticos”, donde el paisaje urbano se verá “más verde, funcional y armónico.”
Lo que hoy fue una estructura deteriorada y una superficie dura, se convertirá en un refugio ambiental donde la siembra de especies ornamentales adaptadas al clima local enfrentará la histórica escasez de zonas verdes en la zona. La iniciativa, respaldada por una inversión que sobrepasa los 91 millones de pesos, se propone no solo la rehabilitación estructural, sino también el acondicionamiento paisajístico; una estrategia pensada para ofrecer un oasis urbano que mitigue problemas como la acumulación de residuos y la presencia de habitantes en situación de calle.
Este cambio cobra relevancia en una ciudad que, al ritmo vertiginoso de su desarrollo, no siempre ha cuidado el vínculo entre sus habitantes y su entorno natural. La “ventana verde” será un corredor ecológico, un espacio de servicios ecosistémicos y encuentro ciudadano. Pero más allá del cemento y las plantas, es un acto simbólico: la apuesta por un medio ambiente que reconoce su pasado mientras se atreve a imaginar un futuro más sostenible.
¿Logrará Medellín que esta metamorfosis no sea solo un acto estético, sino el comienzo de una pulsión colectiva hacia la reconciliación con su verde olvidado? La obra, que toma forma en el Parque Bicentenario, será testigo silencioso de esa respuesta que la ciudad aún escribe.


