📸 Imagen cortesía: Andrea Puentes – Presidencia de la República. Imagen de referencia
¿Traición sin matices?
Este miércoles 17 de septiembre de 2025, once partidos políticos colombianos, desde la oposición hasta agrupaciones independientes, dieron la espalda al presidente Gustavo Petro. ¿El motivo? Sus polémicas declaraciones tras la descertificación impuesta por Estados Unidos sobre la lucha antidrogas en Colombia.
La noticia estalló tras el anuncio de Washington, liderado por el presidente Donald Trump, que retiró la certificación a Colombia como aliado esencial en la campaña contra el narcotráfico. El argumento oficial: el país registró el año pasado niveles sin precedentes en cultivos y producción de cocaína, un dato alarmante que pone en jaque la estrategia antidrogas. La respuesta del presidente Petro no se hizo esperar y fue categórica. Definió la medida como “un instrumento de dominación y poder”, desviando la responsabilidad hacia el aumento global del consumo, especialmente en Europa y Estados Unidos, e insistiendo en que las políticas de su administración no son el factor principal en esa escalada.
Las reacciones políticas no tardaron en llegar. Cambio Radical, Centro Democrático, Partido Conservador, Colombia Justa Libres, Partido Liberal, Nuevo Liberalismo, La U, Mira, Verde Oxígeno, Liga de Gobernantes Anticorrupción y Salvación Nacional, once partidos que configuran un frente crítico, emitieron un comunicado conjunto donde expresan su rechazo contundente a las palabras del presidente. “Las afirmaciones del Ejecutivo no reflejan la postura del país y constituyen un agravio a una nación que ha respaldado a Colombia en este esfuerzo durante décadas”, declaran, en un texto que marca un claro distanciamiento institucional y político.
Más allá de la disputa retórica, estos sectores interpretan la descertificación como un cuestionamiento directo a la dirección política de un Gobierno cuya política antidrogas empieza a generar incertidumbre incluso dentro del escenario nacional. En medio de este choque, la ciudadanía observa con creciente preocupación cómo la lucha contra uno de los flagelos más arraigados en Colombia se convierte en terreno fértil para la confrontación y el desgaste político.
La incógnita persiste: ¿podrá el Gobierno de Gustavo Petro redefinir su estrategia y restablecer la confianza de actores nacionales e internacionales, o este incidente es solo un signo más de un ciclo de desencuentros que amenaza con paralizar los esfuerzos comunes? En la política colombiana, las certezas suelen ser fugaces, y las declaraciones de este miércoles abren un capítulo más de una historia donde todos pierden, menos el narcotráfico.