Partidos se niegan a asistir a reunión del gobierno tras atentado a Miguel Uribe

📸 Cortesía: Presidencia / El Colombiano

¿Diálogo roto en crisis? La ausencia que habla de un país dividido

En plena conmoción nacional por el atentado que mantiene en estado crítico al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe, el tablero político colombiano se fractura visiblemente.

Este lunes 9 de junio, en la sede de la Presidencia del Senado en Bogotá, estaba convocada una reunión crucial por parte del Gobierno Nacional, con el propósito de diseñar estrategias para fortalecer la seguridad electoral en medio del clima de inseguridad que agita la campaña presidencial. Sin embargo, la cita quedó desierta para varios actores clave.

El primero en levantar el pulgar rojo fue el Centro Democrático, la fuerza política a la que pertenece Uribe Turbay. Gabriel Vallejo, su director, explicó que la decisión de no acudir no obedecía a una falta de interés hacia el Gobierno, sino a la convicción de que el momento obliga a estar al lado de Miguel Uribe y su familia, en lugar de entablar conversaciones que, aseguró, “habrá que tenerlas más adelante”. En sus palabras, la prioridad está puesta en la recuperación del senador.

Este gesto de reticencia sumó a otro partido que emergió como paliativo crítico: Cambio Radical. Su jefe, Germán Córdoba, situó el rechazo en un contexto más amplio, señalando una “grave y persistente incitación al odio” que, según su lectura, el presidente Gustavo Petro dirige sistemáticamente contra la oposición. La violencia que sufrió Uribe es atribuida, para Córdoba, a ese discurso tóxico y divisorio que según él, cultiva el actual Gobierno.

Finalmente, el Partido Liberal, con la batuta del expresidente César Gaviria, se sumó a esta postura de no participar en el encuentro. Gaviria planteó un cuestionamiento más estructural, acusando al Gobierno de intentar avanzar “de manera ilegítima” en una consulta popular que profundizaría la polarización y erosionaría los pilares democráticos. Advirtió además sobre los peligros de que el presidente Petro diluya “los límites de su mandato constitucional”, ejerciendo una voz excluyente y deslegitimando las instituciones contrapesos que son la base de la democracia colombiana.

Queda así planteada una escena política en la que, frente a una amenaza concreta y dolorosa como el ataque al senador Uribe, la fragmentación y las desconfianzas parecen imponerse, dilatando el necesario diálogo sobre seguridad electoral. ¿Podrá el país encontrar un espacio común antes de que la inseguridad y la confrontación terminen de erosionar la ya frágil confianza ciudadana?

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