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¿Fuego cruzado o guerra invisibilizada?
En la fría mañana del miércoles 12 de noviembre de 2025, un disparo silencioso atravesó el aire en Santa Rita de Iró, Chocó, alcanzando el hombro izquierdo de un patrullero de la Policía Nacional. El eco de ese disparo es mucho más que un simple estallido: es un signo más de la violencia que persiste en esta región olvidada.
El teniente coronel César Alberto Lemus, comandante encargado de la Policía en la zona, confirmó que el ataque provino de un francotirador, en un acto que parece ser parte de una serie de retaliaciones. Las primeras investigaciones apuntan al Ejército de Liberación Nacional (ELN) como posible autor de este atentado específico. El uniformado herido, cuya identidad no ha sido revelada para proteger su seguridad, estaba de servicio en la estación policial cuando fue sorprendido por el disparo. Sin un enfrentamiento directo, el ataque fue preciso y calculado, a larga distancia, un método que denota escalada en las tácticas violentas contra las fuerzas del orden.
Tras el impacto, sus compañeros acudieron de inmediato, brindándole atención y activando el protocolo de evacuación helicoportada. El patrullero fue trasladado a un centro médico donde, afortunadamente, su estado es estable a pesar de la gravedad inicial. Este episodio, sin embargo, no es un hecho aislado. La Gobernación de Chocó ha reaccionado con una recompensa de hasta 20 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los responsables, dejando entrever tanto la gravedad como la pobreza de recursos para enfrentar la violencia que se extiende sobre este territorio.
Mientras la policía y las autoridades locales buscan fortalecer la seguridad, la pregunta queda en el aire: ¿cómo detener una violencia que se dispara desde las sombras, sin que el conflicto aparezca en titulares ni en la cotidianidad de quienes sufren? La misión es clara, pero la región parece atrapada en un ciclo que erosiona la paz y la confianza en las instituciones. La herida del patrullero es un reflejo físico de un conflicto que continúa abierto, invisible pero hiriente, en el corazón del Chocó. ¿Será posible romper este ciclo, o seguiremos escuchando disparos a la distancia que solo profundizan el vacío?


