📸 Imagen cortesía @SecWar
¿Soberanía a la deriva en el Caribe?
En la madrugada del viernes 3 de octubre, el mar Caribe frente a Venezuela fue escenario de una nueva escalada que sacude la frágil confianza regional.
Este día, el Pentágono confirmó un quinto ataque contra una narcolancha en aguas internacionales, cerca de las costas venezolanas, donde cuatro personas perdieron la vida, elevando a 21 las víctimas fatales en estas operaciones durante 2025.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, fue tajante: la acción fue ordenada por el presidente Donald Trump y ejecutada por fuerzas del Comando Sur con el argumento de neutralizar un barco vinculado al narcotráfico, supuestamente bajo el control de grupos calificados como terroristas por Washington. Según sus declaraciones, la embarcación transportaba drogas en cantidades suficientes para causar “la muerte de entre 25.000 y 50.000 personas”, según subrayó el propio Trump en redes sociales.
Esta campaña estadounidense persigue, en teoría, frenar el flujo de estupefacientes desde Venezuela hacia Estados Unidos, un esfuerzo que ya suma cinco operativos militares similares este año en el Caribe. Sin embargo, para Caracas, la incursión constituye una “provocación que amenaza la soberanía nacional” y una violación explícita del derecho internacional. La situación se tensó aún más cuando Venezuela denunció el ingreso de cinco cazas F-35 estadounidenses a apenas 75 kilómetros del aeropuerto internacional de Maiquetía, lo que fue interpretado como una demostración de fuerza intimidatoria.
Este nuevo capítulo refleja una relación marcada por la creciente desconfianza y la confrontación entre Washington y Caracas, donde la lucha contra el narcotráfico se mezcla con disputas de poder, soberanía y derecho internacional. Mientras tanto, las preguntas sobre los límites de la intervención y el respeto a las fronteras persisten con urgencia en la agenda latinoamericana.
¿Podrá la diplomacia encontrar un cauce para evitar que estas aguas sigan siendo caldo de cultivo para la conflictividad? Por ahora, la incertidumbre y las sombras parecen navegar sin rumbo en estas aguas turbulentas.