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Hacienda Nápoles: ¿De parque temático a tierra campesina?
Un predio con historia que divide al Magdalena Medio
Este viernes 23 de mayo de 2025, en Barrancabermeja, el presidente colombiano Gustavo Petro lanzĂł una propuesta que ha encendido un debate nacional. La idea, sencilla en su intenciĂłn pero compleja en su alcance, es entregar la Hacienda Nápoles —famosa por haber sido propiedad de Pablo Escobar y hoy transformada en parque temático en Puerto Triunfo, Antioquia— a campesinos vĂctimas del conflicto armado. “Queremos devolver estas tierras a sus genuinos poseedores, el campesinado”, afirmĂł Petro ante un Consejo de Ministros, subrayando el carácter de utilidad pĂşblica que pretende declarar para el predio.
La hacienda no es un terreno cualquiera. ExtendiĂ©ndose por unas 3.000 hectáreas, representa hoy un motor econĂłmico fundamental para la regiĂłn del Magdalena Medio. Recibe aproximadamente 1,2 millones de visitantes anuales y genera cerca de 1.000 empleos directos, con un impacto que se amplifica hasta unos 15.000 puestos contando las fuentes indirectas en sectores como turismo, hotelerĂa, comercio y transporte. Estos datos evidencian que cualquier cambio en el uso o la propiedad tiene repercusiones profundas en el tejido social y econĂłmico local.
Sin embargo, la propuesta presidencial choca con realidades legales y económicas que no son fáciles de sortear. Desde 2007, el predio pertenece al municipio de Puerto Triunfo, pero su administración está concesionada a una empresa privada —Atecsa— bajo un contrato vigente hasta 2087. Además, informes de la Agencia Nacional de Tierras y resoluciones como la 570 de 2022 confirman que la hacienda no posee vocación agropecuaria. Estos hechos exponen al Estado a una eventual demanda millonaria por incumplimiento contractual o expropiación indebida.
La controversia se revela entonces en varios planos esenciales: la legitimidad de la propiedad, la viabilidad econĂłmica de reasignar su uso, y el impacto que esta medida tendrĂa en las comunidades que dependen directa o indirectamente del parque temático. Mientras desde algunos sectores del campesinado se aplaude la iniciativa como un acto de justicia histĂłrica, expertos en derecho y gremios locales advierten sobre las consecuencias legales y la amenaza a la estabilidad laboral regional.
ÂżPodrá el gobierno concretar una transiciĂłn que beneficie a las vĂctimas sin desmantelar el motor econĂłmico de la zona? La pregunta queda abierta, y con ella, el pulso de un paĂs que busca reconciliar pasado, presente y futuro en sus tierras más emblemáticas. La Hacienda Nápoles, más que un parque, es un sĂmbolo del complejo entramado colombiano donde la historia, la economĂa y la justicia social se entrelazan con dificultad.