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¿Leticia alza la bandera en agosto?
Este 7 de agosto de 2025, la tradicional conmemoración de la independencia nacional de Colombia tendrá un escenario inédito: Leticia, la ciudad que se asoma al río Amazonas en el extremo sur del país.
El presidente Gustavo Petro fue quien dio a conocer esta decisión que, a primera vista, parece un gesto protocolario, pero en realidad lleva el peso de una advertencia clara. ¿Qué ocurre para que una de las fechas patrias más emblemáticas cambie de plaza? Y, sobre todo, ¿qué significa este trasvase simbólico?
Desde Bogotá, Petro expresó que la mudanza de la celebración nacional no responde a caprichos festivos, sino a una necesidad imperiosa de defender la soberanía colombiana. La raíz del problema es una denuncia concreta: el gobierno peruano habría aprobado una ley para crear el distrito de Isla Santa Rosa, una medida que, según Petro, invade territorio reconocido a Colombia bajo el Protocolo de Río de Janeiro de 1934. Este tratado internacional, evitó conflictos frontales tras décadas de disputa, y estableció que la frontera transcurre por la línea más profunda del río Amazonas, con diferendos por resolver siempre en diálogo bilateral.
Sin embargo, la reciente promulgación de legislación peruana para este distrito con cabecera en el río pone en jaque la soberanía de la región de Leticia. Petro alertó que esta acción unilateral podría despojar a Leticia de su vital función como puerto amazónico, estrangulando su acceso a canales navegables que sustentan la economía local y, con ello, su mismo espíritu comercial.
“No es solo un tema territorial. Es la vida comercial de Leticia la que está en juego”, escribió el mandatario en sus redes sociales, reflejando con crudeza el vacío que podría abrirse en la Amazonía colombiana si la situación no se resuelve.
Mientras tanto, desde el gobierno se ha aclarado que este movimiento no tiene vínculo con los recientes bloqueos mineros en Boyacá y que la respuesta será estrictamente diplomática, sin abrir brechas de confrontación. Es una jugada estratégica que, en forma pacífica, busca reafirmar la presencia del Estado colombiano en una zona donde el suelo y el agua guardan historias de frontera e identidad.
Ahora, ¿podrá la conmemoración del 7 de agosto cumplir su misión más allá del protocolo? ¿Será Leticia un símbolo de resistencia y soberanía en un rincón remoto del país o solo un gesto simbólico frente a un desafío que apenas empieza? La sombra del río Amazonas sigue moviendo las aguas, y con ellas, los destinos de quienes habitan sus orillas.