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¿Conspiración en Palacio?
Este miércoles 2 de julio de 2025, Bogotá se estremeció ante una acusación grave: el presidente Gustavo Petro presentó una denuncia penal contra Álvaro Leyva Durán, exministro de Relaciones Exteriores, por presunta conspiración y traición a la patria.
Según la denuncia oficial, Leyva habría planificado un complot para destituir a Petro e instalar a la vicepresidenta Francia Márquez en la presidencia. La trama, revelada por audios difundidos por el diario El País de España, señala que Leyva mantuvo reuniones con figuras republicanas en Estados Unidos —entre ellas el congresista Mario Díaz-Balart— con la intención de involucrar al senador Marco Rubio y ejercer presión internacional contra el Gobierno colombiano.
El abogado de Petro, Alejandro Carranza, aseguró que la denuncia busca reconocer que el mandatario es víctima de un intento sedicioso para interrumpir el orden constitucional por vías anómalas, en un caso que exige esclarecer hasta dónde llegan estas maniobras políticas.
La Fiscalía General confirmó la apertura de una investigación preliminar y ordenó a la Policía Judicial indagar sobre el alcance de los hechos denunciados, mientras que el debate político escalaba rápidamente. En los audios, Leyva justifica su iniciativa en supuestas adicciones del presidente, una acusación que sacude la confianza en el liderazgo nacional.
Francia Márquez, mencionada en el presunto plan como posible sucesora, se desvinculó con firmeza: “No existe la posibilidad de que me preste para conspiraciones”, declaró desde su oficina, intentando apaciguar las tensiones.
En medio de una gira oficial en Sevilla, Petro pidió a todos los involucrados que respondan ante la justicia, reclamando transparencia y respuestas claras para la opinión pública y las instituciones.
El país enfrenta ahora un dilema que va más allá de los nombres: ¿podrán las autoridades esclarecer esta red de sospechas sin caer en la polarización? ¿O asistiremos a una nueva fractura en la ya delicada escena política colombiana? Mientras tanto, la incertidumbre permanece, con Bogotá y el mundo observando atentos.
