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¿Renuncia al protagonismo para unir a la izquierda?
Este miércoles 29 de octubre de 2025, en Bogotá, la senadora María José Pizarro sorprendió a la opinión pública al anunciar que no buscará la cabeza de lista del Pacto Histórico al Senado en las próximas elecciones de 2026, ni su reelección en el Congreso.
La decisión llega tras la consulta interna del domingo 26 de octubre, donde se definieron las candidaturas legislativas del Pacto Histórico. Una disputa efímera con la exministra de Salud Carolina Corcho, quien reclamaba liderazgo en la lista tras obtener la segunda mayor votación, tensionó la atmósfera dentro del movimiento. Pizarro, lejos de alimentar la disputa, optó por dar un paso al costado para “enfriar el ánimo” y preservar la unidad del Frente Amplio que impulsa el presidente Gustavo Petro.
En sus propias palabras, divulgadas en redes sociales y entrevistas, Pizarro subrayó: “No tenemos derecho a convertir un momento de alegría en un escenario de confrontación política interna. Esas no son las disputas que le interesan a nuestro pueblo ni las angustias de nuestra gente”. Para la senadora, su compromiso excede la posesión de una curul; su tarea es contribuir a la consolidación del proyecto político que intenta reorganizar la izquierda colombiana desde el poder ejecutivo.
Este giro estratégico de Pizarro revela un gesto poco frecuente en la política nacional: priorizar la cohesión política frente al protagonismo personal. A la vez, despeja el camino para que otras figuras emergentes tomen el relevo legislativo sin las sombras de disputas internas. Si bien ha descartado por ahora cualquier aspiración como la Alcaldía de Bogotá o candidaturas inmediatas, su mirada está firmemente puesta en fortalecer el Frente Amplio y avanzar hacia la Constituyente popular que propone Petro.
En un contexto donde la izquierda colombiana enfrenta desafíos para articularse y ampliar su base, esta renuncia voluntaria plantea preguntas profundas: ¿podrá la noticia de su retirada consolidar una apuesta colectiva que vaya más allá de los nombres? ¿O dejará un vacío difícil de llenar en un escenario político fragmentado? La incertidumbre persiste, pero lo cierto es que María José Pizarro ha puesto por delante un interés mayor: la unidad en tiempos de fragmentación.
¿Será esta la pausa necesaria para construir la nueva izquierda que Colombia espera?


