📸 Cortesía: 1. Mike Segar (Reuters) 2. Captura de Pantalla Departamento de Tesoro E.E. U.U.
Ser incluido en la Lista Clinton —oficialmente llamada Lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN) de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos— es considerado una de las sanciones más severas y temidas del mundo financiero.
Esta medida está dirigida a personas, empresas o gobiernos sospechosos de tener vínculos con el narcotráfico, el lavado de activos o el financiamiento de grupos ilegales, y sus consecuencias son inmediatas: congelación de activos, bloqueo total de operaciones en el sistema financiero internacional y prohibición de relaciones comerciales con ciudadanos o entidades estadounidenses. En la práctica, esto deja a los sancionados aislados del mercado global, pues la mayoría de bancos y empresas temen represalias si mantienen vínculos con ellos.
Más allá de las pérdidas económicas, la inclusión en la lista supone un golpe directo a la reputación y credibilidad internacional de quienes aparecen en ella. Las personas afectadas enfrentan además dificultades migratorias, investigaciones judiciales y una pérdida de confianza tanto en el ámbito político como empresarial.
En este contexto, la inclusión del presidente Gustavo Petro, su familia y el ministro Armando Benedetti ha generado una polémica sin precedentes en Colombia. Nunca antes un mandatario en ejercicio del país había sido vinculado a la Lista Clinton, lo que plantea graves interrogantes sobre la estabilidad diplomática y la transparencia del Gobierno. La medida, además, tensa las relaciones entre Bogotá y Washington y abre un debate nacional sobre el alcance de estas sanciones y sus repercusiones para la imagen del país ante el mundo.


