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¿Calor, cansancio y caos?
Este jueves 17 de julio de 2025, en el Aeropuerto Internacional Rafael Núñez de Cartagena, Emmanuel Hernández, ciudadano estadounidense de origen colombiano, protagonizó un altercado que dejó una estela de destrucción y desconcierto.
Hernández llegaba tras un viaje agotador: dos días de demora, una noche en hotel temporal y una larga escala en Panamá. Expuesto a una ola de calor intensa y visiblemente exhausto, el momento culminó en la fila del control migratorio, donde decidió quitarse la camiseta, provocando sorpresa y la acción de funcionarios que comenzaron a grabarlo sin su consentimiento. La mezcla de irritación y vergüenza estalló en violencia: lanzó objetos, golpeó el mobiliario de Migración Colombia, ante la mirada atónita de pasajeros y personal aeroportuario.
Las imágenes del episodio, capturadas por testigos, se viralizaron de inmediato, mostrando a Hernández, a torso desnudo y fuera de sí, lanzando insultos y dañando los cubículos antes de ser contenido y detenido por la Policía Metropolitana de Cartagena.
En una breve declaración al medio Impacto News, Hernández relató: “Venía de un largo viaje desde Orlando, el viaje fue aplazado dos días y tuve que dormir en un hotel. Luego varias horas en Panamá y, al llegar, la fila muy larga, mucho calor… Me siento muy avergonzado de lo que pasó.” Así, emergió un rostro humano detrás del incidente, marcado por la fatiga y la frustración, pero no exento de responsabilidad.
Mientras tanto, la oficina de Migración Colombia evalúa los daños, y las autoridades reflexionan sobre la tensión que puede acumularse en espacios de tránsito internacional. ¿Cómo evitar que el cansancio y la incomodidad desencadenen episodios que erosionan la convivencia y la seguridad? El aeropuerto, punto de encuentro entre culturas y destinos, se convierte a veces en un escenario imprevisible para las emociones humanas. ¿Podrá la gestión aeroportuaria abordar estas fracturas invisibles que a menudo se encadenan al viaje?
