Precandidatos uribistas proponen recorte de Estado

📸 Imagen cortesía: Imagen creada con IA. Imagen de referencia
¿Un Estado a la medida del ahorro?

Este lunes 22 de septiembre de 2025, desde un foro virtual del Centro Democrático, el partido uribista que moldeó la última década política colombiana, surgieron propuestas que aspiran a redefinir el tamaño y el alcance del Estado colombiano.

En medio del proceso interno para elegir al candidato único que representará a la fuerza en las elecciones presidenciales de 2026, los precandidatos abrieron el debate sobre la estructura estatal. María Fernanda Cabal, reconocida por su voz firme y directa, propuso reducir drásticamente el número de ministerios: de 19 a apenas 9. Su argumento central descansa en la idea de eliminar “todas aquellas agencias e institutos que puedan ser suprimidos vía administrativa”, con la intención de liberar recursos que, según afirma, ahora se dilapidan en burocracia e incluso corrupción. Para Cabal, el Estado colombiano ha crecido hasta volverse “gigante, impagable y sostenido con una base tributaria asfixiante para las empresas”, una carga insostenible que debe ser aliviada rápidamente.

Miguel Uribe Londoño, otro precandidato, añadió cifras concretas a este discurso: propuso un recorte en gastos de personal por 10 billones de pesos, cinco billones menos en gastos de funcionamiento y un plan de austeridad adicional de cerca de 2 billones. Estos ajustes, detalló, afectarán directamente ministerios como el de Deporte y el de Igualdad, cuya continuidad está cuestionada en ese escenario de ajuste.

En línea con esta lógica, Paloma Valencia respaldó la necesidad de fusiones ministeriales para ganar eficiencia. Sugirió, por ejemplo, integrar Educación con Cultura, así como unir Minas y Energía al Ministerio de Ambiente, para “adecuar recursos a las verdaderas necesidades del país”. También planteó fusionar Transporte con Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), con la idea de fortalecer la conectividad física y digital en un solo ente rector.

El respaldo explícito del expresidente Álvaro Uribe a estas propuestas añade un peso simbólico y político considerable. Su figura, aún central en las filas uribistas, consolida la orientación hacia un Estado más pequeño y austero, bajo la premisa de hacer frente a un déficit fiscal creciente y un débil crecimiento económico que, en su visión, el actual gobierno de Gustavo Petro no ha logrado contener.

La ciudadanía observa ahora si estas llamadas a una nueva arquitectura estatal se traducen en una agenda tangible que vaya más allá de retóricas y recortes. ¿Es posible reducir el Estado sin afectar servicios esenciales? ¿Podrá este plan revertir la percepción de una burocracia excesiva o, por el contrario, solo trasladará la crisis a sectores ya vulnerables? Las respuestas a estas preguntas definirán el rumbo político y social del país en los meses venideros.

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