Puente festivo movilizará más de 4,2 millones de vehículos en todo el país, según la Policía de Tránsito

📸 Cortesía: Dinero
¿Tráfico en crescendo y vidas en juego?

Este viernes 10 de octubre de 2025, las carreteras nacionales de Colombia se preparan para un éxodo masivo: más de 4,2 millones de vehículos circularán, con la ciudadanía desplazándose en busca de descanso y encuentro durante el puente festivo del Día de la Raza que se extiende hasta el lunes 13.

El fenómeno de movilidad alcanza cifras históricas. Bogotá, epicentro de esta migración temporal, estima la partida de más de 600.000 automóviles hacia destinos turísticos y familiares, un pulso que refleja tanto la pujanza como el desafío de la infraestructura vial. El sector transporte nacional ha dispuesto un operativo integral que congrega a diversas entidades con presencia activa en carreteras, terminales terrestres y aeropuertos, en un intento por conjurar la tragedia y salvaguardar el sueño del reencuentro sin sobresaltos.

Mafe Rojas, ministra de Transporte, pone rostro y alma a estas estadísticas: “No son solo cifras, son vidas. Cada conductor, motociclista o peatón sostiene en sus manos el poder de transformar las cifras oficiales en historias de vida.” Su llamado resuena en el marco de la campaña #LaVidaNosUne, impulsada por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), que recorre el país con caravanas educativas y talleres que invitan a respetar las normas y cuidar del otro.

Mientras tanto, el Instituto Nacional de Vías (Invías) activa sus grupos de respuesta rápida ante cualquier eventualidad, y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) mantiene operativos estratégicos en los principales peajes con sus equipos Cangureras, diseñados para agilizar las largas filas y evitar la congestión que tanto agobia.

Sin embargo, la movilidad no es para todos por igual. Las autoridades imponen restricciones estrictas a los vehículos de carga pesada durante estos días, buscando liberar espacio y seguridad para los viajeros particulares que cruzan el país. La medida, aunque necesaria, abre interrogantes sobre el equilibrio entre la fluidez del tránsito y las necesidades logísticas del país.

Imponente en su magnitud, este despliegue inevitablemente invita a la reflexión: ¿Cómo lograr que semejante movimiento masivo no se traduzca en números de víctimas o heridas? ¿Podrán las autoridades conjurar la fatalidad a base de operativos, campañas y restricciones? En el cruce entre la máquina y el ser humano, entre el asfalto y la prudencia, la pregunta persiste mientras las ruedas comienzan a girar.

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