En momentos de duelo, es común utilizar frases como “al menos ya no está sufriendo” o “no te llamé porque pensé que preferías estar sola”. Sin embargo, en realidad, estas expresiones no brindan ayuda y pueden incluso causar dolor a quienes están lidiando con una pérdida.
Ann Weber, psicóloga social que se especializa en fallecimientos y duelos, ha identificado posibles respuestas de lo que puedes hacer o deberías decir:
Si conocías a la persona fallecida, comparte con la persona en duelo una anécdota sobre esa persona. Preferiblemente, hazlo por escrito, para que los familiares también puedan leerlo. No hay un regalo más significativo que una historia sobre el ser querido en un momento en el que parece que ya no habrá nuevas historias por contar.
Si no conocías a la persona fallecida, puedes decir algo como: “aunque no tuve el placer de conocer a tu ser querido, estoy seguro de que era una persona maravillosa como tú”.
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Otras opciones podrían ser: comprendo cuánto la apreciaba. Desearía encontrar las palabras adecuadas para reconfortarte. Aunque no puedo entender exactamente lo que estás sintiendo, estoy aquí si necesitas conversar.
En última instancia, si realmente te importa, es relevante llevar a cabo acciones prácticas para brindar ayuda, por ejemplo, proporciona un abrazo en el momento adecuado, lleva comida, procura estar disponible para escuchar cuando la persona necesite hablar, o asimismo, intenta mantener el contacto durante las épocas festivas.
La clave está en la acción: no ofrezcas ayuda, simplemente actúa.
