La sensación de movimiento que experimentamos después de un temblor, también conocida como “síndrome de mareo pos terremoto” o “síndrome del terremoto”, es una respuesta natural del cuerpo a la percepción de movimiento repentino y perturbador de la tierra. Esta sensación puede variar en intensidad según la magnitud y duración del temblor, así como la sensibilidad individual de cada persona.

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Cuando ocurre un temblor, especialmente uno de gran magnitud, la tierra se sacude y vibra de manera inesperada, lo que puede causar desequilibrio temporal en las personas. Nuestro sistema vestibular, ubicado en el oído interno, juega un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio y la percepción del movimiento. Cuando se produce un temblor, este sistema es estimulado de manera inusual, lo que puede desencadenar sensaciones de mareo, vértigo o inestabilidad.
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El síndrome del terremoto puede manifestarse de diversas formas, como sentir que el suelo sigue moviéndose después del temblor, tener dificultades para mantenerse en pie o experimentar una sensación de mareo general. Estos síntomas suelen ser temporales y desaparecen gradualmente a medida que el sistema vestibular vuelve a su estado de equilibrio normal.
Es importante destacar que esta respuesta es una reacción natural y no representa una amenaza a la salud en sí misma.