El 30 de octubre, bañistas en Emerald Isle, Carolina del Norte, informaron a la Red de varamientos de mamíferos marinos sobre la presencia de una ballena picuda de Gervais viva en la zona. Un equipo de expertos se movilizó para investigar la situación y descubrieron que se trataba de una cría de ballena picuda de Gervais de 10 pies y 9 pulgadas de longitud, lamentablemente ya sin vida.
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Las ballenas picudas de Gervais son conocidas por su capacidad de buceo profundo, lo que hace que los avistamientos en vivo sean raros, ya que suelen habitar en aguas en el borde de la plataforma continental y más allá, pasando la mayor parte de su tiempo bajo el agua.
La ballena fallecida fue recuperada y trasladada al laboratorio del Centro de Ciencias y Tecnología Marinas de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (CMAST). Allí, el cuerpo del animal se mantuvo refrigerado durante la noche antes de llevar a cabo la necropsia.
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El examen reveló que la causa de muerte de esta cría de ballena fue la ingestión de un globo de plástico. Este trágico incidente destaca la importancia de abordar el problema de la contaminación por plásticos en los océanos y su impacto devastador en la vida marina.
