📸 Imagen cortesía: Cuenta de instagram Yolanda Villavicencio
[Ola Diplomática en Colombia]
Nueva voz en la cancillería, ¿puede cambiar el rumbo?
Este martes 8 de julio de 2025, un relevo inesperado sacudió el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia: Rosa Yolanda Villavicencio asumió como canciller encargada tras la renuncia de Laura Sarabia, quien apenas llevaba meses al frente. Bogotá despierta entre la incertidumbre y la esperanza, en medio de una crisis diplomática creciente con Estados Unidos y la sombra de polémicas internas por el contrato para la expedición de pasaportes.
Villavicencio, colombiana de nacimiento y española por adopción, transita ahora el puesto más delicado de su carrera. Economista formada en la Universidad Cooperativa de Colombia y con estudios en cooperación y migraciones en la Complutense de Madrid, su trayectoria cruza fronteras. Fue pionera al convertirse en la primera mujer latinoamericana diputada en la Asamblea de Madrid durante la VIII Legislatura, trabajando especialmente temas de migración, educación y equidad. Regresa ahora a Colombia tras liderar como viceministra la estrategia “Colombia Nos Une”, un proyecto centrado en la inclusión y apoyo a comunidades migrantes, y siendo una voz próxima a Colombia Humana y al presidente Gustavo Petro.

La llegada de Villavicencio no es casual ni sencilla. Debe maniobrar en aguas turbulentas tras el llamado a consulta de John McNamara, encargado de negocios estadounidense, una señal clara del deterioro diplomático con Washington. Paralelamente, debe arrojar luz sobre la crisis generada por el polémico contrato de expedición de pasaportes, asunto que terminó con la dimisión de Sarabia y que mantiene en vilo la confianza ciudadana. A esto se suman la delicada definición de la postura de Colombia en conflictos internacionales como el de Gaza, uno de los ejes en la agenda exterior de Petro.
Fuentes oficiales expresan optimismo reservado ante este nombramiento. “Villavicencio llegará con una renovada energía y determinación para esclarecer dudas y recomponer puentes”, afirmó un alto funcionario del ministerio bajo condición de anonimato. Sin embargo, críticos advierten que la crisis institucional y la desconfianza acumulada podrían dilatar cualquier avance concreto, mientras sectores opositores observan con desconfianza esta continuidad en la línea política cercana al gobierno.
El desafío es mayúsculo y el tiempo apremia. En un escenario donde las relaciones internacionales y las políticas internas se entrelazan, la gestión de Villavicencio será puesta a prueba no solo por sus habilidades diplomáticas sino también por la capacidad de reconstruir la credibilidad. La pregunta flota en el aire: ¿podrá esta nueva canciller navegarnos hacia un puerto seguro o solo seremos testigos de otra transición que dilate respuestas y profundice dudas? Mientras tanto, Colombia observa expectante.