📸 Imagen cortesía Alcaldía de Medellín
¿Nuevo pico y placa, vieja congestión?
Este lunes 4 de agosto de 2025, en los 10 municipios del Valle de Aburrá, arranca una nueva rotación del pico y placa para el segundo semestre. Una medida que, como cada semestre, busca aliviar las calles saturadas de vehículos y motocicletas en la región metropolitana.
La restricción, vigente de lunes a viernes entre las 5:00 a.m. y las 8:00 p.m., aplica tanto a carros particulares como a motos de dos y cuatro tiempos. Durante la primera semana, del 4 al 8 de agosto, se mantendrá con carácter pedagógico; pero desde el 11 de agosto en adelante, el incumplimiento implicará una multa de 604.100 pesos, equivalente a 52,29 Unidades de Valor Básico (UVB), según el sistema tarifario nacional. Así lo anuncian las autoridades de tránsito metropolitanas, responsables directas de implementar y vigilar la norma.
La rotación asigna días específicos según el último dígito de la placa: lunes 6 y 9, martes 5 y 7, miércoles 1 y 8, jueves 0 y 2, y viernes 3 y 4. El objetivo es claro: mejorar la movilidad, reducir cuellos de botella donde ya se siente la frustración diaria y combinar esfuerzos para bajar la accidentalidad y la contaminación atmosférica, un motivo que trasciende lo inmediato del tráfico. Esta medida se inscribe en la larga lista de intentos por equilibrar la creciente demanda vehicular con un valle que se asfixia en horas pico.

No obstante, existen excepciones. El Sistema Vial del Río —que integra la autopista Sur y la avenida Regional—, la vía Las Palmas, el corredor de la quebrada La Iguaná y las zonas rurales de los cinco corregimientos de Medellín quedan fuera de esta restricción. Pero no todos los municipios aplican igual: Bello mantendrá la medida en tramos específicos como la autopista Norte y la avenida Regional, especialmente entre la estación Niquía y la autopista Medellín-Bogotá, donde los embotellamientos parecen persistir y no dan tregua. Itagüí también continúa con la restricción en su autopista, apuntando a mantener el flujo en vías clave.
La incertidumbre se mantiene sobre el impacto real de esta medida que, a pesar de ser recurrente, genera escepticismo en la ciudadanía. ¿Será capaz el nuevo pico y placa de desanudar el nudo cotidiano o solo provocará un efecto de desgaste? ¿Podrán las autoridades acompañar esta norma con políticas integrales que ajusten el transporte público y promuevan alternativas más sostenibles? En esta rotación, como en tantas, el pulso del valle seguirá a la espera de un respiro en sus vías.
¿O acaso la congestión es una sombra demasiado larga para que una medida temporal la disipe?