📸 Imagen cortesía: Senado de la República
¿Milagro en el Congreso para salvar la salud?
Un pulso decisivo se libra en el corazón político de Colombia. Este martes 20 de junio, la reforma a la salud, bandera del gobierno de Gustavo Petro, encara su prueba más dura en el Senado. Tras un avance significativo en la Cámara de Representantes, la propuesta que promete un sistema sanitario más universal y territorial enfrenta un muro de desconfianzas y cálculos políticos que amenazan su subsistencia.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha dicho sin dobleces que habrá que “hacer magia” para juntar los votos que eviten el naufragio de la reforma en esa arena parlamentaria. El tiempo apremia: el tercer debate está en marcha y no es seguro que la mayoría necesaria se alcance. La reforma quiere desdibujar el rol de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y reforzar la red pública hospitalaria, buscando poner en el centro la prevención y el acceso sin barreras. Pero ese viraje choca con intereses y temores, no solo políticos, también sociales.

Colombianos y críticos advierten que la reforma puede desestabilizar un sistema ya frágil y provocar incertidumbre en trabajadores y usuarios. La tensión no es mera retórica: con el mandato presidencial contando sus últimos meses, cada voto importa más que nunca. La intención del Ejecutivo de impulsar cambios por la vía administrativa, saltándose el canal legislativo, encendió advertencias sobre la calidad democrática del proceso.
Así, la reforma a la salud se juega en el Congreso un margen entre la esperanza y la desilusión. ¿Podrá la política conjurar el milagro que se exige para transformar el sistema y dejar un legado tangible, o quedará atrapada en las inercias de siempre? Mientras se discute en el Senado, la ciudadanía observa expectante, consciente de que tras este debate está el acceso a un derecho fundamental que aún parece esquivo.