¿Reforma laboral en el limbo?
La incertidumbre envuelve la reforma laboral propuesta por el Gobierno de Gustavo Petro.
Bogotá, 25 de mayo de 2025. La ambiciosa iniciativa que pretende transformar las relaciones laborales en Colombia enfrenta un duro reto: la coalición de gobierno, el Pacto Histórico, no apoyará la ponencia mayoritaria que se presentará el lunes 26 de mayo en la Comisión Cuarta del Senado. Este anuncio, hecho público por la representante María Fernanda Carrascal, ha desatado una polémica interna que pone en duda el curso que tomará la reforma.
El articulado vigente, compuesto por cerca de 75 artículos, introduce cambios que buscan redefinir aspectos claves como el inicio de la jornada nocturna, la remuneración de las horas extras y la formalización de aprendices del SENA. Además, se plantea una progresiva modificación del recargo dominical, con una meta de alcanzar un incremento del 100% para 2027. Sin embargo, la discusión no ha sido fluida: tensiones internas dentro del oficialismo y la oposición, así como la resistencia de sectores económicos, han complicado el trámite legislativo.
La líder de este proceso en el Senado, la senadora Angélica Lozano, presidenta de la Comisión Cuarta, ha enfrentado estos obstáculos con una mezcla de pragmatismo y alerta. Tras el archivo de la reforma en marzo, una apelación permitió reabrir el debate en una comisión distinta, demostrando la complejidad y resistencia que atraviesa esta reforma esencial. Lozano ha señalado la premura con la que se ha trabajado el texto como un riesgo que podría generar errores significativos, comprometiéndose a realizar una revisión exhaustiva antes de la votación que se espera para el 27 de mayo.
Pero, ¿qué motivaciones y diferencias explican esta fractura en el Pacto Histórico? María Fernanda Carrascal ha sido enfática al calificar los avances de “desalentadores” y sostiene que los acuerdos alcanzados en las audiencias públicas no satisfacen ni a los sectores más progresistas ni a quienes esperan una reforma que realmente transforme el panorama laboral. La tensión refleja no solo diferencias políticas, sino distintos visiones sobre el papel del Estado frente al mercado laboral y la justicia social.
Mientras el reloj avanza y la comisión intensifica las discusiones, las interrogantes persisten: ¿Logrará la reforma superar las divisiones internas y las presiones externas? ¿Encontrará el Congreso la fórmula para equilibrar las demandas de derechos laborales con las realidades económicas? Y, sobre todo, ¿qué implicaciones tendrá esta disputa para millones de trabajadores cuya condición pretende regular la ley?
El futuro de la reforma laboral está pendiente de una votación sobre la que aún flotan sombras y expectativas. La ciudadanía observa expectante, mientras los pasillos del Congreso se convierten en escenario de una pugna que revelará si la voluntad política puede traducirse en transformación social o si, una vez más, la negociación política y las contradicciones internas erosionan la posibilidad de un cambio sustantivo.