📸 Imagen cortesía Redes Sociales
[REVÉS PARA EL PACTO HISTÓRICO: EL CNE LE QUITA SU LOGO]
Un día gris para la unidad.
Este martes 14 de octubre de 2025, en Bogotá, la Sala Plena del Consejo Nacional Electoral (CNE) selló un golpe inesperado para el Pacto Histórico: les prohibió usar su icónico logo multicolor en la consulta interna presidencial que se hará el próximo 26 de octubre. La papeleta oficial solo permitirá los símbolos de los partidos con personería jurídica formal, dejando fuera el emblema que se convirtió en bandera de la coalición.
Desde hace meses, el Pacto Histórico se ha movido para definir a su candidato presidencial entre Carolina Corcho, Iván Cepeda y Daniel Quintero. Sin embargo, la alianza aún no ha logrado consolidarse como partido único. Los movimientos que la integran —Polo Democrático Alternativo, Unión Patriótica y Partido Comunista Colombiano— mantienen sus personerías individuales, y la fusión legal no ha sido aprobada. Peor aún, persisten investigaciones administrativas contra Colombia Humana, uno de sus pilares. Eso frenó al CNE para conceder el uso oficial del logo en las urnas.
¿Quién manda en esta decisión? La sala plena del CNE, con mayoría de siete votos contra dos, impuso la prohibición. Entre quienes se pronunciaron a favor estuvo Álvaro Echeverry, señalado cercano al presidente Gustavo Petro. En cambio, Fabiola Márquez y Alba Lucía Velásquez votaron en contra, advirtiendo que atar a la papeleta solo los logos de los partidos individuales desdibuja la identidad política profunda del Pacto Histórico.
“El golpe es antidemocrático”, denunció el propio Petro en sus redes sociales, reclamando por lo que considera un intento de debilitar la unidad del movimiento. En sus palabras, la decisión no solo afecta un símbolo, sino que erosiona un proceso político que busca representar un cambio real.
Mientras la consulta se acerca, el Pacto Histórico tendrá que enfrentar no solo la disputa interna por la candidatura, sino un vacío visible en las urnas que puede reflejar fracturas y tensiones aún no resueltas. ¿Podrá su voz seguir siendo una en medio del ruido institucional? ¿O quedará reducida a una suma de siglas sin alma común?
En un país donde cada voto pesa y cada símbolo importa, la ausencia del logo multicolor es mucho más que un detalle gráfico: es un desafío a la cohesión de una fuerza que quiere hacer historia. ¿Habrá espacio para más exclusiones o este revés será un llamado a construir un bloque con piedra y cemento, no solo con colores y palabras?
La cuenta regresiva sigue. Pero el paisaje político del Pacto Histórico quedó marcado por esta fractura, donde la ley y la política se cruzan en una batalla por la identidad y la representación.
