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¿Un adelanto sin precedentes en anticoncepción masculina?
Este miércoles 10 de julio de 2025, en el Reino Unido concluye la primera etapa de un ensayo clínico que podría cambiar para siempre el rol del hombre en la planificación familiar.
La píldora anticonceptiva masculina no hormonal, conocida como YCT-529, desarrollada por la empresa YourChoice Therapeutics junto a la Universidad de Minnesota, ha superado con éxito su fase I. El estudio reunió a 16 hombres entre 32 y 59 años, todos con vasectomía, y se enfocó en corroborar la seguridad del fármaco antes que su eficacia. Los resultados preliminares muestran que YCT-529 fue bien tolerado, no provocó efectos secundarios significativos y no deterioró ni el deseo sexual, ni el ánimo, ni alteró indicadores hormonales básicos.
Este avance representa mucho más que un nuevo medicamento. Por décadas, las opciones para la anticoncepción masculina se limitaron a preservativos y la vasectomía, métodos con sus propias limitaciones y riesgos. La innovación de YCT-529 radica en su mecanismo de acción: bloquea el receptor alfa del ácido retinoico, una proteína esencial para la producción de espermatozoides, frenando la espermatogénesis de manera reversible y sin involucrar hormonas. En estudios previos con animales, se comprobó una eficacia cercana al 99 % y la reversión completa tras suspender el tratamiento, sin los efectos secundarios habituales de los anticonceptivos hormonales, como aumento de peso o problemas cardiovasculares.
“Este podría ser el comienzo de una auténtica corresponsabilidad reproductiva”, se lee en el artículo científico publicado recientemente en Nature, eco que también ha resonado en medios internacionales. Ahora, mientras termina el estudio inicial, en Nueva Zelanda se realiza la fase II con 50 voluntarios, elevando la esperanza sobre cuándo este método estará realmente disponible para los hombres alrededor del mundo.
En un mundo donde la planificación familiar sigue recayendo desproporcionadamente en las mujeres, YCT-529 vislumbra cambiar ese equilibrio. Entretanto, la pregunta permanece: ¿podrá esta innovación superar las barreras sociales y regulatorias para ofrecer a los hombres un control real sobre su fertilidad? El reloj avanza, pero la corresponsabilidad aún tiene que hacerse carne.
Mientras tanto, el pulso de la ciencia late con paso firme, y la historia de esta píldora apenas comienza.