Riesgo electoral en 104 municipios de Colombia de cara a las elecciones de 2026

📸 Imagen cortesía Freepik
[RIESGO EN LAS URNAS]

Un eco de violencia y amenaza se cierne sobre las elecciones que Colombia espera, pero teme.

Este lunes, 15 de junio de 2025, el Gobierno de Colombia lanzó una alarma prudente: 104 municipios, principalmente en regiones azotadas por la sombra de grupos armados ilegales y la persistencia de cultivos ilícitos, enfrentan un riesgo electoral que podría empañar las votaciones legislativas del 8 de marzo de 2026 y la primera vuelta presidencial del 31 de mayo del mismo año.

En el epicentro de esta inquietud están territorios como el Catatumbo en Norte de Santander, López de Micay y El Plateado en Cauca, además de Nariño, Chocó y el sur del Valle del Cauca. Estas zonas, otrora testigos de conflictos enquistados, vuelven a resplandecer por motivos que perturban el orden público y la integridad del proceso democrático.

El riesgo electoral no es un fantasma indefinido, sino una conjunción peligrosa: el cultivo de coca y la presencia enquistada de grupos armados ilegales. El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha sido la voz que ha visibilizado esta amenaza, acompañado del ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez. Ambos anunciaron el despliegue del Plan Democracia, que suma 20.000 efectivos de Ejército y Policía, con la intención clara de proteger el acto democrático y la seguridad ciudadana.

Pero ¿qué provoca esta amanaza? La sombra alargada del asesinato del senador Miguel Uribe Turbay el pasado 11 de agosto ha reavivado la inquietud social y política. Un recordatorio doloroso que marca la vulnerabilidad de quienes defienden las instituciones y el derecho al sufragio libre.

Además, la Defensoría del Pueblo se prepara para informar y acompañar este proceso, consciente de que la democracia no solo se defiende con fuerzas armadas, sino con la garantía de derechos y presencia institucional.

Las preguntas se multiplican en la mente colectiva: ¿serán suficientes las medidas para impedir que la violencia y el miedo erosionen la esperanza democrática? ¿Podrán estos territorios, cargados de historia y dolor, convertirse en ejemplos de reconciliación y participación legítima?

Mientras el calendario avanza hacia 2026, Colombia encara la difícil tarea de enfrentar sus propias sombras, en un duelo silencioso entre la democracia posible y las amenazas latentes. La ciudadanía espera, entre desconfianzas y esperanzas, que el país pueda votar sin miedo, y que la justicia y la seguridad no sean palabras vacías en las urnas.

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